viernes, 22 de noviembre de 2013

CUANDO LOS PLATILLOS VOLANTES VENÍAN DE RUSIA






 


A lo largo de los años el fenómeno OVNI ha presentando numerosas variaciones en la tipología de las naves y en el aspecto y vestimentas de sus tripulantes, demostrando una notoria evolución de sus manifestaciones, en paralelo, de forma sospechosa, al desarrollo y avance de nuestra tecnología, cultura y civilización. Esta claro, que la casuística de los primeros años de investigación, es muy distinta de la recopilada en la actualidad. Por ejemplo, a partir de la década de los sesenta, los tripulantes de OVNIs descritos con escafandras han disminuido considerablemente, hasta prácticamente desaparecer en la actualidad. Aunque algunos investigadores defienden que estos cambios obedecen a que las inteligencias que se manifiestan tras el fenómeno OVNI se adaptan o mimetizan a la tecnología de la época para recrear sus apariciones en un alarde de manipulación exquisita, desde nuestra perspectiva, según la teoría de la Distorsión, estos evidentes cambios son solo el producto lógico de la interacción inconsciente de la mente del observador, que proporciona información a un agente externo desconocido para conformar el evento. Por tanto el aspecto externo de los tripulantes y su correspondiente vehículo, solo depende de la "creatividad onírica " del testigo y de su imaginación.
El agente externo, utiliza el material psíquico, incluido en el inconsciente del observador para “construir” su escenografía de visitación extraterrestre, y dependiendo de la riqueza cultural de la persona en cuestión, estudios, TV, literatura, cine, etc., almacenados en su psique, el testigo será capaz de, en sintonía con el agente externo, “fabricar” un encuentro cercano con mayor o menor numero de detalles o mas o menos complejo en su puesta en escena o desarrollo. Al tener en su estructura interna una procedencia humana, es lógico encontrar elementos mundanos y ordinarios en los encuentros cercanos.
 
Oskar Linke entrevistado años mas tarde de su encuentro


 
Veamos dos ejemplos de cuanto decimos:

El 17 de junio de 1950, Oscar Linke de 48 años, y su hija Gabriel de 11 años, regresaban de noche a la ciudad de Hasselbach, situada en la Alemania Oriental, controlada por la URSS, en motocicleta cuando una de las ruedas pinchó. En esos momentos la joven creyó ver a una distancia de 140 metros, dentro del bosque, dos ciervos. Cuando el Sr. Linke se aproximó, hasta unos 10 metros de distancia, comprobó que se trataba de 2 humanoides, vestidos con ropas elaboradas con una “sustancia brillante y metálica”, algo gruesas, similar a las vestimentas de abrigo utilizadas en las regiones polares. Los seres se movían como los osos. Uno de ellos tenía una luz intermitente en el pecho, descrita en algunos informes como procedente de una caja luminosa. Parecían examinar el terreno y uno de los seres se inclinaba como para recoger algo del suelo.
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Ante las cámaras, Linke dibujó la extraña aeronave
El testigo aseguró que los misteriosos ocupantes del artefacto vestían ropas gruesas de abrigo, y parecían entretenidos en recoger muestras del suelo
 

Junto a los 2 humanoides había un objeto circular, de color rosa, con un diámetro aproximado de 15 metros. En su periferia tenía dos hileras de ranuras de treinta centímetros de diámetro separadas entre si por unos 45 centímetros. En su parte superior, en el centro, sobresalía una torre cilíndrica de color negra de 3 metros de altura. Al escuchar hablar a los testigos, los dos humanoides subieron por un lado del objeto y se introdujeron en el cilindro que empezó a descender. El artefacto comenzó a vibrar. Los agujeros comenzaron a brillar y el borde empezó a girar. La torre apareció por su parte inferior, asemejándose ahora a una gran seta. "Por el efecto arremolinado de los gases de escape brillantes tuve la impresión de que todo me daba vueltas como un trompo", dijo Linke. Una vez que el artefacto se elevó, la torre cilíndrica apareció de nuevo en su parte superior.
Entonces hizo un sonido silbante, como una bomba que cae del cielo, pero algo más suave. De las entrañas del casco, a lo largo del borde, surgían unas llamas rojas y verdes, parecidas a una propulsión a chorro. Después de ganar algo de altura, se alejó en paralelo al suelo a gran velocidad. "Se movió más rápido que cualquier avión de combate que haya visto e hizo un sonido como un rugido terrible". El objeto voló en la dirección de la población de Stockheim. Un pastor llamado Georg Derbost, a una distancia de una milla o milla y media dijo que había visto, sobre aquel lugar, "un cometa que había rebotado en la tierra". Un trabajador anónimo de un aserradero cercano, lo describió como un "cometa" que volaba bajo. Cuando Linke examinó el lugar del aterrizaje encontró una depresión recién hecha en la tierra, que había sido realizada por la torre al elevar el objeto. En una zona cercana al incidente, apareció una porción de terreno con el grano aplastado de forma extraña, quizás por efecto de la propulsión del objeto. El testigo dijo a la prensa que nunca había oído hablar de los platillos volantes hasta que escapó de la Alemania del Este. Siempre pensó que aquel artefacto podía ser de fabricación rusa y temía las represalias por haber presenciado un ensayo militar de algún tipo de arma secreta.

Linke y su hija observaron una enorme aeronave

Uno de los humanoides portaba en el pecho una "caja luminosa"



De hecho, la propia apariencia del objeto, así como las vestimentas de sus pilotos, podía hacer creer, a cualquiera que escuchara la historia, que se trataba de un prototipo de origen soviético. La propulsión a chorro, con llamas y ruidos, representaba una tecnología evidentemente rudimentaria para una pretendida nave espacial alienígena, revela que los elementos utilizados para fabricación de la experiencia partieron de la psique del testigo. El escenario del avistamiento, la Alemania Oriental, donde la opresora presencia rusa intimidaba a todos sus habitantes. El presente caso tiene interesantes semejanzas con numerosos incidentes sucedidos en la década de los 50 y 60, donde los tripulantes de los platillos volantes eran descritos con apariencia humana y vestimentas cotidianas, como si fuesen pilotos de pruebas.

Curiosamente, la ciencia ficcion ya había previsto un encuentro cercano con tripulantes bien abrigados y procedentes de las "regiones polares". Imagen correspondiente a la publicación estadounidense Amazing Stories de mayo de 1948.




Veamos otro interesante ejemplo de encuentros cercanos con "prototipos rusos".
El 20 de julio de 1965, sobre las 08:30 horas Ramón Eduardo Pereyra, 38, conducía su furgoneta por El Monte de los Curas (Villa la Florida), a 18 kilómetros de la Capital Federal. Llovía ligeramente cuando observó un extraño paracaídas luminoso que descendía desde cielo. Detuvo su vehículo, y caminó unos 600 metros en dirección a lugar donde ha descendido el misterioso objeto.
Al llegar a un claro del bosque se encontró con un artefacto de forma ovoide, de unos 2 metros de diámetro, con su parte superior conformada por una cúpula transparente de un material parecido al "plástico". El objeto carecía de alas, hélices y no presentaba ni remaches ni juntas. La parte inferior, tenía apariencia de ser de acero, y el testigo observó dos escapes en los costados. El Sr. Pereyra se percató que la parte superior del artefacto era la cabina de mando de la aeronave y tenia dos asientos anatómicos colocados espalda contra espalda, frente a los cuales había unos tableros con múltiples luces de colores verdes, amarillas y rojas. En uno de los asientos había un humanoide, vestido con un mono ajustado de color gris plomo y con una capucha en la cabeza. El tripulante pareció no darse cuenta de la presencia del testigo, que pudo observar detenidamente el aparato que se sostenía sobre dos patas.

La extraña aeronave observada por el Sr. Pereyra.






El Sr. Pereyra caminó unos cinco metros hacia el interior del bosque y a una distancia de 30  metros de la aeronave, distinguió a otro tripulante vestido de la misma forma que su compañero, pero con la capucha sobre la espalda. Medía entre 1,75 y 1´80 metros de altura,  y estaba parado junto a un árbol mirando hacia el cielo mientras en su mano derecha sostenía un papel. De su cuello colgaba unos prismáticos de gran tamaño, y en su pierna derecha una cartuchera de aspecto militar. Llevaba un cinturón con hebilla plateada y botas cortas posiblemente de cuero. Era rubio, peinado hacía atrás, y su rostro era totalmente normal, aunque con rasgos más fuertes que los comunes. 
 
El ocupante del artefacto no defería en demasiado de un piloto humano, pistola y prismáticos incluidos.

 

Sin temor aparente el testigo caminó hacia el humanoide, que se percató de la presencia de Ramón Pereyra, y se dirigió rápidamente hacia él. Cuando se cruzaron, a unos dos metros de distancia, Pereyra le preguntó si necesitaban algo, ya que pensaba que su aeronave estaba averiada. En ese momento, el humanoide no responde, aunque el testigo intuye, por su cara, que podía estar enfadado por su presencia en la zona, y se encaminó sin decir palabra hacia el objeto. Cuando llegó al artefacto, con su mano tocó la cúpula transparente y ésta se levantó. Se sentó en su asiento, y la pequeña aeronave hizo un ligero sonido, parecido a una soldadura autógena, proveniente de las dos toberas de los costados. Comenzó a ganar altura lentamente de forma vertical, mientras las patas se replegaban y se detuvo a unos 20 metros de altura por encima de las copas de los árboles. Posteriormente se elevó a gran velocidad como un meteoro. Al igual que Oscar Linke, Pereyra sostenía, ante la prensa y los investigadores, que aquella aeronave era un ingenio terrestre en pruebas, y que por la apariencia de sus tripulantes debían ser rusos. Incluso en entrevistas realizadas recientemente (2001), contando con 72 años, Ramón Pereyra seguía convencido que su encuentro cercano estuvo protagonizado por una aeronave secreta de procedencia humana. No en vano, el pretendido tripulante portaba objetos tan comunes como unos primaticos y una cartuchera donde guardaba su arma.



LA PROCEDENCIA QUE PUDO SER… Y NO FUE…
Estos casos demuestran que el fenómeno OVNI, o sea el agente externo, utiliza los recursos inconscientes del testigo para conformar la experiencia y representar el encuentro cercano de determinada forma, en relación clara y evidente con la capacidad "creativa" del observador, aunque bajo supervisión y control de este operador desconocido. Por tanto no estaríamos ante un inteligente, manipulador y complejo "sistema de control" que determina su aspecto externo en función de la época en la que se manifiesta al ser humano, como defienden algunos investigadores, como por ejemplo ocurrió durante la interesante oleada Air-Ship (1896/1897). Simplemente nos hallamos ante un fenómeno de tipo parasitario, que puede sintonizar y comunicarse con la psique de los testigos, y en función de un determinado concepto (visitación extraterrestre, aparición mariana, criatura criptozoologica, etc.), es capaz de recrear (adecuar) la escena y ponerla en funcionamiento, en una compleja proyección holográfica (que puede tener consistencia física) como si se tratara de una representación teatral, pero que en su desarrollo contiene unos ligeros toques oníricos. De alguna forma, el agente externo, depende de las creencias de las personas para presentar ante los ojos del observador sus diversas manifestaciones. 
 
La literatura, el cine, la TV, y la imaginería popular puso todo su empeño para fomentar  la creencia en la visitación extraterrestre, sobre otras plausibles explicaciones para el enigma OVNI... 






Es muy probable, que el contenido de los encuentros cercanos (tipo de platillo volador, aspecto de los tripulantes, comportamiento de los humanoides, etc.) no esté premeditado con antelación antes de producirse el “contacto” entre el testigo y el agente externo. El desarrollo de la experiencia se "improvisa" en función de la creatividad del observador, minuto a minuto, siendo el esquema de la vivencia variable y relativa a la reacción inconsciente del testigo.

Por tanto, si el paradigma de los “prototipos secretos” hubiera germinado en la conciencia global, teniendo mayor repercusión y divulgación en los medios de comunicación (como ocurrió en el caso de la air-Ship) y siendo una teoría mas aceptada por los investigadores, es muy probable que los encuentros cercanos con pilotos de apariencia humana y vestidos de forma ordinaria, hubieran aumentado, de forma exponencial, en número a lo largo de las décadas, y no, que dichos incidentes, por el contrario, comienzan a desaparecer de la escena ufológica en la década de los setenta. Sólo la popularidad e influencia de la teoría extraterrestre, así como su importancia en el cine, la televisión, literatura, etc. , y su imparable incursión en la imaginería popular, hizo que los extraterrestres ganaran la partida, y fueran los indiscutibles protagonistas de los encuentros cercanos…





JOSE ANTONIO CARAV@CA






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