viernes, 22 de noviembre de 2013

EL ENCUENTRO CERCANO DE WILFREDO AREVALO ¿FRAUDE O DISTORSION?

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Uno de los incidentes OVNIs mas tempranos ocurridos en tierras sudamericanas, fue protagonizado, al parecer, por un terrateniente argentino llamado Wilfredo H. Arevalo, el 18 de marzo de 1950. El diario “La Razón” recogía, el 13 de abril, en sus páginas una extensa y esclarecedora misiva del testigo (única prueba de su avistamiento), donde exponía detalladamente los pormenores de su insólita experiencia:
"El sábado 18 de Marzo de 1950 -escribía Wilfredo- a las 18:30 horas y encontrándome guiando mi camioneta a 32 kilómetros del Lago Argentino por la ruta que lo une con la localidad de Comandante Luis Piedrabuena, en la gobernación de Santa Cruz, donde poseo mi campo y comercio con lanas y cueros, y hallándome en viaje de regreso de Comandante Piedrabuena, divisé de pronto en el cielo despejado y proveniente del Sudeste a fantástica velocidad dos puntos luminosos que describiendo amplios círculos se aproximaban a tierra. Creí en un principio que fuesen estrellas fugaces, pues estaba anocheciendo y eso podía ser común, pero repentinamente una de esas luces tomó vertiginosa altura y quedó fija en el espacio. La otra comenzó a describir círculos pronunciados cada vez a menor altura hasta que se posó suavemente en tierra tres kilómetros delante de mí, en el campo de pastoreo de La Blanqueada, en el camino del lago. A pesar de la distancia pude darme cuenta realmente de que se trataba de una máquina circular sumamente blanca y fosforescente, de la que surgía por la parte posterior un humo azulado, sumamente luminoso y denso. Puse en marcha mi camioneta acercándome prudentemente, pues pensé que tal vez se trataba de algún avión a chorro de nuestra Aeronáutica Militar que se hubiese accidentado. Detuve mi vehículo a 150 metros de distancia de aquella máquina plateada que brillaba intensamente entre los pastos altos, pues allí, sumamente impresionado, me di cuenta de que aquello no era un avión sino una cosa rara, sumamente curiosa, de la que se evadía un denso vapor verdoso azulado, que olía fuertemente a benzol quemado.
La máquina circular tenía un gran plano giratorio que rotaba constantemente a modo de un disco de vitrola. Su estructura parecía ser de aluminio o de algún otro metal muy liviano, y era extrañamente fosforescente. En su parte media estaba situada una amplia cabina de vidrio o algo semejante, en forma de bóveda, de una transparencia y claridad deslumbrante. En su interior se movían cuatro hombres sumamente altos y esbeltos, vestidos con ropas blancas, ajustadas estrechamente a sus cuerpos. Aquellas figuras debían tener dos metros por lo menos de estatura, calculando que el diámetro de la cabina fuese de 8 y el del plano giratorio de 15 metros. Los tripulantes de la máquina parecían tener sus cuerpos envueltos en algo así como fundas de papel celofán, pues sus figuras brillaban de un modo rarísimo. Sus rostros eran sumamente pálidos, casi del color blanco puro. Sus demás proporciones eran normales y hasta gallardas. Resplandecían envueltos en aquellas especies de fundas de celofán y creo que alcanzaron a descubrirme, pues de pronto me iluminaron en forma enceguecedora y me observaron así por un buen rato. La intensa luminosidad de la bóveda transparente en la que se movían aquellos hombres altos me impidieron ver perfectamente los objetos también blancos de que se servían, pero a pesar de ello, creí notar dos especies de espejos o lentes de cámaras que giraban y se movían continuamente, y cantidad de aparatos semejantes a los que usan los dentistas, en los que creí ver cantidad de instrumentos semejantes a los que se usan en los tableros de los aviones. A pesar de lo curioso del espectáculo, iba a intentar acercarme más a ellos para verificar de quiénes se trataba o si habiendo sufrido algún percance necesitaran de algún auxilio que les pudiese hacer llegar. En ese instante la chata máquina giró velozmente sobre su eje y colocándose frente a mí, me deslumbró con una fuertísima luz azulada que pareció surgir de una especie de cámaras colocadas en su parte delantera. Repentinamente la máquina comenzó a expeler humo azul intenso y una llama verde-rojiza por su parte posterior y se elevó como impelida por un trampolín hacia arriba, emitiendo un suave zumbido y en segundos se convirtió otra vez en un punto luminoso.


La supuesta carta de Wilfredo Arévalo fue publicada en el periódico La Razón. 




En ese preciso momento el otro disco luminoso que estaba detenido en el espacio se puso en movimiento y en pocos segundos más las dos luces se alejaron a impresionante velocidad con rumbo noroeste hacia la frontera con Chile, dejando tras de sí una estela azulada que iluminó vivamente los campos.
Me alejé impresionado de allí y a todo motor llegué a mi casa del Lago Argentino, donde pasé ese día bajo la impresión de lo que había visto.
Al día siguiente, con dos peones a caballo recorrí el campo sobre el que se había posado aquel disco luminoso, pero solamente pude hallar indicios de aquel aterrizaje en algunos pastos quebrados y chamuscados.
Yo no creo en marcianos ni en helenitas. Creo en el hombre de este mundo y sólo a él le temo, pero es muy difícil sobreponerse a la certeza que ahora me domina de que aquellos seres y aquella máquina rarísima, por todo lo extraño que hallé en ambos, no tiene sus bases de operaciones en nuestra tierra.
Añado un tosco dibujo que trata en lo posible de hacer ver las formas de aquella máquina, para que tengan una idea aproximada de lo que he visto. No pretendo ser el primer hombre que haya visto a través de una cabina a los tripulantes de un "plato volador", pero estoy seguro de lo que he visto. Tampoco pretendo brindar una sensacional noticia, ni deseo publicidad, ni la menor alteración de mi tranquilidad, por eso no doy la dirección de mi alojamiento; pero sí me presentaré a las autoridades militares de Aeronáutica para que este curioso hecho sea investigado y se dé la necesaria explicación o aclaración de qué era aquel objeto que con toda impunidad "aterrizó" en nuestro territorio.
En el lago Argentino quedan hombres que también vieron el 18 de marzo, desde la distancia, descender aquella "luz voladora". Ellos son el mejor testimonio de ese suceso.
Sin más que haber querido proporcionar un detalle interesante sobre estos curiosos artefactos que cruzan libremente los cielos del mundo, los saludo con mi mayor atención.”
  



LA SOMBRA DE LA DUDA
Y hasta aquí, inexplicablemente, llegan los datos conocidos sobre este interesante caso, ya que a parte de la misiva publicada por el periódico, nada mas se supo del supuesto testigo, Wilfredo H. Arevalo, y ninguna otra investigación fue conducida para dar con el paradero de este hacendado de Santa Cruz.
Quizás la premura del incidente en el tiempo, 1950, hizo qué, al no existir muchos investigadores o aficionados a los “platillos volantes” en Argentina, nadie se desplazara hasta la zona para conocer de primera mano el testimonio de Wilfredo. Aunque resulta extraño, que en años posteriores, en la década de los sesenta o setenta, no se haya efectuado ninguna re-encuesta del caso para poder obtener mayor información sobre este extraordinario encuentro cercano, con todos los datos disponibles sobre el mismo. Por lo que la sombra de la duda siempre ha rodeado este espectacular avistamiento. El investigador argentino Roberto Banchs en un articulo denominado; “La Peonza Voladora del Lago Argentino” afirma en este sentido que; “El ufólogo Eduardo Azcuy -quién dedicó varios artí­culos al suceso-, tampoco conoció al testigo, pero según le comentaron, Pedro Larralde (Secretario de Redacción de la Razón, y destinatario original de la supuesta carta) habría tenido la posibilidad de verlo “tiempo después”. En otra ocasión, Fabio Zerpa nos dijo que exhibiendo un espectáculo en Bahía Blanca se le acercó alguien manifestando ser el hijo de Wilfredo Arévalo y mantuvo un breve diálogo. Nada más. No obstante, en un pasaje de su re­vista (Cuarta Dimensión), agrega haber entrevistado no sólo a su hijo, sino también al padre. Lamentablemente, tampoco aporta una com­probación fehaciente de la pretendida identidad de los citados, ni detalle alguno”. Pero existen aun, mayores incógnitas desconcertantes en torno a la experiencia del misterioso Wilfredo Arevalo…



LA CONEXIÓN ALEMANA; DE PROTOTIPOS NAZIS A UNA DISTORSION DESCONOCIDA
El suceso reúne características muy comunes e interesantes que encontramos en la mayoría de los encuentros cercanos recogidos en el mundo, la mezcolanza de elementos extraños con detalles mundanos que podrían ser achacados a aeronaves humanas. Por ejemplo Wilfredo describe algunos aspectos sumamente curiosos cuando describe el artefacto y sus altos ocupantes:“una máquina circular sumamente blanca y fosforescente”(…)“Los tripulantes de la máquina parecían tener sus cuerpos envueltos en algo así como fundas de papel celofán, pues sus figuras brillaban de un modo rarísimo. Sus rostros eran sumamente pálidos, casi del color blanco puro” y por otro lado, lo que podría interpretarse como un “vulgar” tubo de escape “incrustado” en una nave espacial con llamas y todo; “por la parte posterior un humo azulado, sumamente luminoso y denso”… “se evadía un denso vapor verdoso azulado, que olía fuertemente a benzol quemado”….
Pero lo mas curioso del presente incidente es la forma del OVNI observado por Wilfredo, que se asemeja extraordinariamente a un prototipo diseñado por el ingeniero germano Rudolf Schriever en 1942  y conocido como la “peonza volante”. Pero las coincidencias van más allá. El 30 de marzo de 1950, dias antes de la publicación de la carta de Wilfredo, el periódico alemán Der Spielgel divulgaba un sensacional articulo titulado "Untertassen-Flieger Kombination" dedicado al misterio de los "platillos voladores," donde el propio Schriever comentaba su trabajo para la Luftwaffe, para conseguir un “avión giroscópico” de despegue vertical. 
Prototipo ideado por Schriever, como se aprecia en el dibujo la semejanza con el OVNI de Wilfredo Arévalo es evidente, incluso ambos diseños tienen acotadas las medidas de forma similar.


La semejanza de su prototipo con los recién observados “platillos voladores” por medio mundo, hicieron creer a Schriever que se trataba de su ingenio volador desarrollado, en secreto, por las tropas aliadas. Según el ingeniero su innovador “avión” era de metal y constaba de tres partes; la parte superior era el puesto de mando, la base contenía el motor y la ultima parte eran las “cuchillas giratorias” de 3 metros de largo, que rodeaban la maquina, todo el conjunto tenía 3´60 de diámetro por 3´20 de altura. La zona circular formada por las “cuchillas” tenía un diámetro de 14´40 metros. En la parte inferior el objeto tenía tres toberas y los depósitos de combustible. En palabras de Schriever; "los chorros del disco llevan a girar a través de los gases de combustión y crea la impresión de una rueda de fuego”.
Pero no terminan aquí las casualidades. El 13 de abril de 1950, coincidiendo con la divulgación al público de la carta de Wilfredo H. Arevalo en “La Razón, el periódico alemán Wochenend, publicaba otro reportaje relacionado con los prototipos nazis. En esta ocasión el ingeniero Carl Wagner dijo que había visto en 1938 los bocetos de una revolucionaria aeronave, mitad helicóptero y mitad avión de alas circulares. Al igual que el anterior reportaje, en las páginas del diario podía observarse un dibujo de la citado “avión”. El artefacto se componía de una cabina ovoide sobre la que giraba un anillo exterior, formado por “aletas” propulsadas por motores a reacción. 
Diseño de la aeronave observada por Carl Wagner



4 días antes, el 9 de abril de 1950, el semanario "Die Strasse" en Hamburgo, publicó un artículo sobre aeronaves no convencionales desarrolladas en la II Guerra Mundial, acompañado de una  ilustración de un “futurista” helicóptero diseñado por el ingeniero Kurt Schnittke.

Diseño de Kurth Schnittke
Los periódicos germanos se ocuparon de plasmar en sus páginas los supuestos prototipos nazis.
Estas ilustraciones corresponden al diario Heim Und Welt, del 2 de abril de 1950. De forma "paradójica" estas publicaciones coinciden en el tiempo con el avistamiento de Wilfredo Arévalo...



Por si fuera poco, 7 años antes, en 1943 una publicación de ciencia ficción muy conocida en Estados Unidos, “Amazing Stories” había publicado un dibujo de una nave voladora cuya apariencia es muy similar al platillo volador observado por Wilfredo Arevalo.
Ateniéndonos a todos estos datos, el encuentro cercano argentino ofrece, ahora, una doble lectura ante nuestros ojos.
Ilustración de 1943 aparecida en Amazing Stories. Al margen o no, de su vinculación con el incidente
del Wilfredo Arévalo, queda patente que la idea de platillos voladores estaba en el inconsciente colectivo, mucho antes del episodio de Kenneth Arnold en 1947.



No puede descartarse que un espabilado redactor de “La Razón” inventara la historia de Wilfredo conociendo ya las publicaciones europeas sobre las aeronaves desarrolladas por los ingenieros alemanes y su posible vinculación con los platillos volantes (recordar que aunque el caso está fechado el 18 de marzo no se publica hasta el 13 de abril). Por tanto todo pudo ser producto de una invención en una mesa de redacción del periódico. Apoyando esta tesis, resulta particularmente sospechoso que la esplendida y detallada ilustración que acompaña el texto de la supuesta misiva, con una leyenda que dice; “Este es el dibujo con que el señor Wilfredo Arévalo acompaña su carta cuyo texto reproducimos por considerarlo de suma importancia”, se pueda adjudicar simplemente a las hábiles manos del testigo, si no mas bien a un experimentado ilustrador del diario, que incluso, reprodujo las medidas del objeto con cierto parecido a los diseños de Schriever publicados por los periódicos germanos. 



Supuesto esquema realizado por Wilfredo Arévalo.
Su similitud con el prototipo de Schriever es mas que notable.




Comparativa del OVNI de Wilfredo con los prototipos alemanes y la ilustración norteamericana de ciencia ficción.



¿O quizás, no se trato de un fraude?. Si creemos en el testimonio de Zerpa y Larralde (que aseguran que el testigo existe) probablemente nos encontramos ante una nueva evidencia del fenómeno de la distorsión, patente en otros episodios OVNIs analizados en este mismo blog. No cabe duda que los elementos puestos en escena en Argentina ya estaban “almacenados” en la mente colectiva y que éstos pudieron ser utilizados, por un agente externo desconocido en sintonía con la mente del testigo, para configurar (crear) el avistamiento de un artefacto muy similar a los artefactos esbozados por los ingenieros nazis. Además la constante, referida por cientos de testigos, sobre los misteriosos “rayos de luz” emitidos desde los platillos volantes, es uno de los elementos recurrentes y omnipresentes, mas utilizados por el “agente externo” (que es el causante de estas experiencias) para dejar patente su presencia en estas anómalas y desconcertantes vivencias.
Tampoco podemos olvidar, para terminar, que Wilfredo es un nombre de procedencia alemana, que añade aún mayor confusión y enredo al asunto…




JOSE ANTONIO CARAV@CA


 


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6 comentarios:

  1. Bueno el análisis ....ya había leído el informe de Banchs..queda la duda sobre el Señor Arévalo. Curiosamente el tenia negocios también en la zona según el mismo declara, por lo que es curioso que no se halla localizado a algún familiar para corroborar o no la historia.

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  2. Un caso interesante sin duda... gracias por su comentario

    saludos

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  3. este caso me llama poderosamente por algunas cosas paralelas que ocurrieron por la patagonia con respecto a la presencia de desconocidas tecnologias alemanas llegadas a estas zonas,,,,diriamos coincidencias sicnificativas,,,habria que tomarse el tiempo e invertir dineros para recurrir a los diarios (((( archivos ))) patagonicos tanto de un lado como del otro de la cordillera y diarios de dicha epoca desde 1940 hasta 1960... solo investigar ciertas curiosidades de actividad de grupos alemanes y sus tecnologias en la region patagonica ya que los primeros avistamientos fueron de tipo caucasianos tipo germanico....solo investigar especulando ya que hay muchos rumores sin que operen intereses,,,,

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  4. Wilfredo Arévalo no aparece ni en los padrones electorales, tampoco en los registros del estado, en el registro civil, no existe. Es una historia inventada que tuvo mucho éxito. No hay más nada que ver. Cuando Banchs visitó mi casa por el material que había conseguido sobre Dionisio LLanca, al que persegui por Bahía Blanca ya que soy oriundo de esa ciudad y vi en persona en 1973 a los 10 años de edad a este sujeto, el dijo que Arevalo no existía. No hay ningún dato y el origen de esta historia habría que remontarla a los primeros relatos sobre desarrollos de aeronaves secretas nazis algunos de cuyos científicos recalaron en Argentina. Gracias, muy buen informe pero hay que convencerse: no es distorcion ni nada, es simplemente, una historia color y falsa.

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    1. Marc Pesaresi el artículo contempla las dos opciones el fraude, y la distorsión.

      Saludos

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  5. Quizas tu actitud y actividad fuere la del Agente de operaciones de Confusión y yo conozco el Tema por que lo investigo e investigue por mí cuenta entre 1980-1994 y de ESPERPENTOS estoy entrenado

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