Los
Encuentros Cercanos con OVNIs contienen ingredientes propios de los viajes
interplanetarios soñados por nuestros abuelos, de los artefactos ideados por
nuestra incipiente industria aeroespacial, mezclado todo ello, con algunos
esbozos de los relatos de ciencia ficción de mediados del siglo XX. Y por si
fuera poco, este loco entramado de los “platillos volantes” ha sido expuesto a
ojos de los testigos siguiendo las directrices de un histriónico y chiflado “director
de orquesta” que parece manejar los hilos en la clandestinidad, creando y deshaciendo infinitas puestas en escenas que simulan una supuesta visitación alienígena.
Ante este desquiciante panorama, irremediablemente
debemos sospechar que la imaginación humana, o, en su defecto, la psique de los
individuos que han protagonizado este tipo de encuentros, ha jugado un papel
preponderante en la germinación y desarrollo de este paradigma, aunque, hay que
aclarar, que, auspiciada y controlada por un agente externo desconocido que
interactúa de forma magistral con el material inconsciente de nuestra mente,
para recrear los supuestos contactos con una civilización alienígena. Prueba de
lo que decimos, es que lo que antaño fue un fenómeno planetario desconcertante,
donde los aterrizajes OVNIs y los encuentros con sus díscolos tripulantes se
repartían a doquier por la geografía terráquea han disminuido hasta prácticamente
desaparecer en las últimas décadas. De todo ello podemos deducir dos ideas
básicas, o los platillos volantes y sus ocupantes ya han recogido suficientes
muestras de terreno, se han cansado de asustar a centenares de desprevenidos
conductores y ya no les divierte iluminar la oscura noche con las infinitas
luces multicolores de sus naves, o, por el contrario, la raíz de este
paradigma, aun teniendo un importante componente anómalo e ignoto, ésta lejos
de ser la manifestación inteligente de seres provenientes de otros planetas en
tareas de exploración científica, y la solución de este apasionante enigma, o
parte de él, se halla soterrado en la mente humana… a la espera, quizás, de
germinar en otro mito…JOSE ANTONIO CARAV@CA
No hay comentarios:
Publicar un comentario