jueves, 17 de diciembre de 2015

CUANDO LA "DISTORSION" SE TOPO CON “STAR WARS”








ENCUENTROS CERCANOS CON LOS "MORADORES DE LAS ARENAS"

El 25 de julio de 1979 un agricultor llamado Federico Ibáñez Ibáñez de 54 años tuvo un particular y desconcertante encuentro con lo bizarro. Ocurrió sobre las 11:30 horas de la mañana mientras conducía su Renault-6 por las afueras del pueblo de Turís (Valencia) en dirección a su viñedo (situado a unos 4 Km). En un primer momento observó un reflejo en tierra que le pareció producido por otro vehículo estacionado en la zona, pero al aproximarse, a unos 4 metros de distancia, comprobó que se trataba de un objeto en forma de “medio huevo”, de color blanco, de base plana y apoyado sobre el terreno en dos “patas”. Las dimensiones del extraño artefacto según el testigo eran de 2´5 metros alto, de los que, 30 centímetros correspondían a las patas y unos 2´5 metros de ancho. Tal y como relató al investigador Vicente Juan Ballester Olmos en un detallado artículo denominado “¿Imaginación o Realidad? el Aterrizaje de Turís”: “Era una cosa metálica muy brillante, de un blanco muy fuerte que nunca había visto”. Sin embargo las sorpresas no habían concluido para el estupefacto agricultor. 


El testigo observó toda la escena a plena luz del día. 2 pequeños seres surgieron del bosque para introducirse en el interior de la extraña cúpula.





De pronto de un algarrobo cercano, a unos 11 metros del objeto, surgieron 2 pequeños humanoides de entre 80 y 100 centímetros de altura. Se desplazan rápidamente, uno detrás del otro ofreciendo su perfil al testigo. Ballester Olmos indica que: “Federico Ibáñez pudo distinguir que iban ataviados con una vestimenta blanca que parecía estar “hinchada de aire” y que salía de la frente de aquellos seres y llegaba casi hasta el suelo, dejando al descubierto unos pies pequeños y oscuros. Sus brazos eran cortos, estaban doblados y pegados al cuerpo y terminaban en unas manos oscuras. El único detalle de los rostros que pudo observar fueron unos tubos negros que sobresalían de ellos, de unos 7 u 8 cm de largo, parecidos a “las gafas que se usan para soldar, pero más largos”. Tras introducirse en el objeto este ascendió rápidamente (con una inclinación de 260 grados) mientras levantaba un gran torbellino de viento en total silencio.

El testigo (izquierda) junto a los investigadores Ballester Olmos y Miguel Guasp en el lugar del avistamiento. (Imagen Cortesía Ballester Olmos) Mas información aquí ¿Imaginación o realidad? El aterrizaje de Turis 
Dibujo de los 2 presuntos humanoides. (Imagen Cortesía Ballester Olmos)
En el lugar el supuesto aterrizaje se hallaron 4 curiosas huellas inexplicables. (Imagen Cortesía Ballester Olmos)





Posteriormente los investigadores hallaron en la zona del supuesto aterrizaje 4 huellas que formaban un rectángulo perfecto de  176 x 130 cm. Ballester Olmos indicó que: “Aparentemente, la estructura de cada una de ellas era una circunferencia de 8 cm de diámetro cuyo interior estaba integrado por 8 casquetes esféricos de unos 2,25 cm de diámetro que, a su vez, rodeaban simétricamente un casquete central, también circular, de unos 3,5 cm de diámetro. La profundidad de las marcas de los casquetes variaba: el central se hundía en el terreno de 9 a 14 mm, los más pequeños mucho menos. Mediante un penetrómetro manual se estimó –probablemente con bastante margen de error, dado lo rudimentario del sistema– que el objeto que había producido esas marcas había ejercido una fuerza de 4 toneladas.”



LA CONEXIÓN “STAR WARS”

Sin duda el caso contiene ingredientes que lo hacen únicos en la casuística OVNI. La apariencia de los humanoides tiene ciertas semejanzas con algunos de los personajes que aparecen en la célebre película de “Star Wars” (1977). Los propios implicados en la investigación del caso, notaron esta curiosa semejanza, indicando que todo pudo ser fruto de la imaginación del testigo. Ballester Olmos incluía el siguiente comentario en su reportaje sobre el caso: “El estudioso malagueño Luis R. González basa su crítica de este caso en la descripción de los seres, que, según explica, recuerdan una mezcla de caracteres de personajes de La guerra de las galaxias: el tamaño de los jawas, las protuberantes gafas de los moradores de las arenas y una combinación de ambos en la vestimenta. El filme se estrenó dos años antes del avistamiento que nos ocupa”. 

Los "moradores de las arenas" que aparecen en la película "Star Wars" guardan muchas semejanzas con los humanoides avistados en Valencia.

Detalle de la cabeza de los moradores de las arenas.


En la misma película aparecen los "jawas" unos pequeños seres ataviados con capuchas.





Ampliando esta información Ballester Olmos indicó personalmente al autor del presente reportaje que: “De mis entrevistas con él deduje que no era hombre de ir al cine, pero nunca se sabe si pudo haber visto fugazmente algo en televisión o en alguna revista y haberlo registrado, a pesar de que es un hombre de campo totalmente volcado en sus tierras. Yo estoy convencido de que el aterrizaje solo ocurrió en su cabeza; quizás si en 1979, además de la extensa investigación que hicimos, lo hubiéramos sometido a la consulta de un psicólogo o psiquiatra, eso hubiera arrojado luz, ahora, ya es imposible”.
 Actualmente bajo el prisma de la teoría de la Distorsión, donde se establece que los contenidos inconscientes de los testigos (cultura, estudios, hobbies, etc.) son utilizados por un agente externo desconocido para crear una puesta en escena de visitación extraterrestre, este suceso adquiere otro cariz. Probablemente en la imaginación del testigo quedo latente algunas de las impactantes imágenes de la película “Star Wars” (un autentico fenómeno social y mediático de la época), sobre todo la de algunas de sus criaturas fantásticas, como los “Jawas” y los “Tusken” (los moradores de las arenas) que contienen muchos de los elementos descritos por el agricultor. Pequeños seres, capuchas, movimientos rápidos, “gafas protuberantes”, todos estas características fueron “rescatadas” por el “agente externo”, del inconsciente del testigo, para construir un encuentro cercano con rasgos únicos, exclusivos e intransferibles. Por tanto los humanoides observados por el Sr. Ibáñez no serían más que el efecto y resultado de una “proyección distorsionada” de algunas de las criaturas del universo “Star Wars” dentro de un contexto ufológico, fruto de una época de numerosos incidentes relacionados con los OVNIs, expuestos frecuentemente en los medios de comunicación. Aunque al contrario que sus homónimos cinematográficos estos humanoides estuvieron en una galaxia muy, muy, muy cercana…









JOSE ANTONIO CARAV@CA

Prohibido la reproducción total o parcial del material incluido en el presente blog sin previa autorización del autor . Propiedad de José Antonio Caravaca.

lunes, 2 de noviembre de 2015

SOBRE COSAS QUE SE VEN EN LOS CIELOS










Pese a lo que pueda pensar el lector profano a las temáticas ufológicas, la mayor parte de la casuística OVNI está plagada de aeronaves que nada tienen que ver con los platillos volantes. Casi cualquier forma de aparato volador, por muy absurdo que parezca, y por muy alejado que esté de una línea aerodinámica, ha sido observado surcando nuestros cielos, demostrando que el fenómeno de los No Identificados es mucho más complejo de lo que algunos quisieran. Y al igual que ocurre con la tipología de los humanoides, casi infinita e imposible de clasificar, los modelos de “platillo volador” son tan numerosos y diferentes, que es muy improbable que nuestros hipotéticos visitantes extraterrestres puedan tener tal variedad de aeronaves en sus hangares. Esto es sin duda delatador de un paradigma relacionado con nuestra psique que, aunque externo a nuestra mente, es capaz de catalizar y transformar nuestros pensamientos en una distorsionada “puesta en escena” de visitación alienígena. Por tanto es “lógico” que nuestra literatura OVNI sea tan amplia y divergente como amplios y heterogéneos son los testigos que  presencian este fenómeno, mutable a raíz de nuestra riqueza intelectual. Así que más allá de la simpleza de la hipótesis extraterrestre, en los encuentros con OVNIs subyace un desconcertante fenómeno psíquico, de comunicación y trasvase de información, entre el inconsciente privativo de los observadores y la “mente creadora” de un agente externo no identificado, que es capaz de plasmar en una proyección “holográfica” una realidad aparente, pero tan efímera y ficticia, como las apariciones de difuntos, de la Virgen María o del abominable Hombre de las Nieves. Y, sólo en contadas ocasiones, por motivos o conjunciones que ni siquiera podemos aventurar, este tipo de vivencias adquiere una momentánea corporeidad para dar la apariencia de lo que no es y nunca será… una “realidad” como nosotros la entendemos…

Veamos algunos ejemplos:


RECTANGULO VOLADOR
El diseñador Adolfo Arranz recuerda una experiencia que le marcó en su juventud: “He hecho este dibujo para intentar plasmar lo que vimos mi sobrino Sergio y yo hace la tira de años, tendríamos entre seis y siete años, o quizás menos, y estábamos jugando detrás de la casa de Sergio. De repente, nos encontramos en el cielo esa especie de cubo rectangular, todo negro, ni tenía luces ni nada parecido, parecía una caja". 







"Estuvimos un rato viéndolo, luego entramos como locos en casa a decir lo que había ahí fuera y nadie nos hizo ningún caso. Cuando salimos no estaba. Mi recuerdo es bastante parecido al dibujo, el cielo estaba crepuscular, y la cosa no sabría decir de qué tamaño podría ser, pero grande sí que era. Juro que vi esto, de veras.”


LA CALDERA VOLADORA
Mientras circulaban con su vehículo por Mildura (Australia) en el año 1970, dos hermanos tuvieron un encuentro cercano con una peculiar maquina voladora. Un objeto enorme se elevó por detrás de unos árboles, pasando a menos de 50 metros de distancia de su coche. 






El color del artefacto era gris con luces parpadeantes de color naranja y blanco. L.V. comentó a los investigadores que no podía ver por debajo del objeto, pero no pudo apreciar el interior a través de las rejillas de su parte inferior. Parecía haber una luz central era tan brillante que podría haber visto hasta pequeños insectos que se arrastran por el suelo. En la rejilla vio también que había luces que giraban con la base, mientras parpadeaban, de color naranja y negro. Se alejaron del lugar asustados.




UN ENIGMA AEREO
El 28 de octubre 1976, sobre las 19:00 horas, en Evansville, Indiana (Estados Unidos), 6 testigos observaron un extraño objeto a unos 60 o 70 metros de distancia. Uno de los testigos, Lee Golden dijo a los investigadores que: "No fue una alucinación. Esta cosa procedía desde la parte superior derecha de la casa, yo diría que estaba a 30 o 40 metros por encima del tejado. Era rectangular en la parte superior y tenía una gran luz en la parte inferior. No pude ver cómo era la parte inferior, pero era totalmente a prueba de ruido (no había sonido en absoluto). Tal como vino parecía tener el tamaño de un automóvil y fue ganando altura mientras se movía hacia el norte. Cuando llegó a una altitud más alta, desde la parte inferior del objeto despidió algo hacia afuera. Más tarde, otra cosa surgió desde el lado. El objeto llegó desde el sur, en un principio se dirigía hacia el norte a baja altura (cien hasta ciento cincuenta pies), luego se volvió y comenzó a moverse hacia el noreste, ganando altura y finalmente hasta tener el tamaño de una estrella. La duración de todo el avistamiento fue de 15 minutos”. 








La descripción del artefacto es bastante inusual. El objeto en su parte superior era rectangular, con una abertura o ventana central formada por una malla. Mediante tres cortos tubos estaba unido a su parte inferior que estaba formada por un cilindro. En el centro de esta pieza surgía una especie de “escape”. El objeto tenía varias luces de color amarillo que luego cambiaron a una tonalidad blanca. Al principio de la observación el artefacto se desplazaba lentamente para después desaparecer en la lejanía a mayor rapidez.








JOSE ANTONIO CARAV@CA



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sábado, 10 de octubre de 2015

CUANDO EL ARTE SE ANTICIPÓ A LAS ABDUCCIONES

 



 

En el arte existen ejemplos muy interesantes, con imágenes muy sugerentes, que indican que los miedos y lo sobrenatural siempre ha estado muy presentes en nuestro inconsciente, atrayéndonos y horrorizándonos al mismo tiempo con una fuerza arrebatadora. En 1912 el pintor Richard Tennant "esbozó" a la perfección algunos de los elementos que casi 50 años después, encontraríamos representados en las supuestas terroríficas experiencias de abducción alienígenas.  La pintura en cuestión, según el autor, presenta: “Un hombre desnudo inconsciente acostado sobre una mesa siendo atacado por pequeños demonios armados con instrumentos quirúrgicos; simboliza el efecto del cloroformo en el cuerpo humano".
Pero para los aficionados a los OVNIs, les sorprenderá observar el dibujo, en una fecha tan temprana, de un hombre tumbado en una camilla, al que varios “hombrecillos” de gran cabeza examinan con instrumental médico, mientras otras pequeñas criaturas revolotean a su alrededor. Incluso uno de los seres le practica una pequeña incisión en su costado. ¿Una abducción extraterrestre en toda regla? ¿Visitantes de dormitorio?...
 
La imagen contiene muchos elementos propios de nuestras modernas abducciones...
Las abducciones obedecen a un fenómeno ancestral que ha evolucionado hasta nuestros días...

Los terrores nocturnos y la parálisis del sueño son miedos atávicos que siempre han acompañado al ser humano...






Sin duda, en toda esta mezcolanza arquetípica, de los clásicos terrores nocturnos y lo sobrenatural, encontramos el perfecto embrión, para que en fusión con la “era atómica” y la "era espacial", se gestaran nuestros modernos "secuestros extraterrestres".
Una pantomima de un paradigma mucho mayor, nebuloso, complejo y efímero… donde lo onírico traspasa la frontera de lo ilusorio hasta filtrarse en nuestra realidad cotidiana…





Agradecimientos a Richar Sendra Sáez



JOSE ANTONIO CARAV@CA




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martes, 1 de septiembre de 2015

“El EXTRATERRESTRE QUE VIAJABA EN UN SOFA”







Sin duda a todos nos gustaría que la casuística OVNI estuviera repleta de incidentes tan convincentes y determinantes como el ocurrido en Socorro (Nuevo México), donde todos sus elementos encajan perfectamente dentro del rompecabezas de la hipótesis extraterrestre… Sin embargo esto es una quimera inalcanzable... Los archivos de los investigadores están repletos de casos y eventos que desafían la lógica cartesiana y parecen más bien seguir el dictado de una “mente” delirante, fantasiosa y hasta cierto punto, con un envidiable o endiablado, según se mire, sentido del humor. El estudio y análisis en profundidad de la vasta literatura ufológica, alejado de acalorados apasionamientos e ideas preconcebidas, nos puede ofrecer una amplia perspectiva del universo ambiguo y etéreo en el que se mueven nuestros queridos “platillos volantes”. Sólo, y, exclusivamente, durante una extraña e impenetrable conjunción de circunstancias  indeterminadas esta “porción” de realidad nos es asequible a nuestros sentidos, pero bajo una simbolización o codificación, difícil de asimilar por nuestra psique. Producto de una “comunicación” más propia de experiencias oníricas y místicas que de un encuentro con una civilización alienígena en visita de cortesía o científica…
Uno de estos sucesos bizarros ocurrió un día de Febrero de 1974 en Eucasssines, Bélgica, cuando la encargada de una gasolinera, Domenica Delaufe, salió un momento al exterior y se quedó estupefacta ante una insólita visión. A unos 20 metros de distancia, en un campo cercano, observó un extraño objeto volador, parecido a un huevo transparente,  cruzado por luces multicolores,  con cuatro potentes luces más grandes en cada extremo. Se desplazaba en total silencio, y aparentemente no tenía medio de propulsiones visibles. El artefacto estaba a un metro del suelo aproximadamente. Pero lo más curioso del incidente, es que en su interior había un humanoide de unos 3 metros de altura, aparentemente reclinado sobre un "sofá" marrón.  No había ningún otro instrumental u objeto dentro del artefacto. El ocupante del objeto estaba estático mirando hacia el frente. Tenía características humanas, con el pelo corto y oscuro. En ese instante otros tres testigos,  Laurent Lejeune y dos muchachos, Bernard y Jean Claude, salieron de la gasolinera y pudieron ver las evoluciones del “huevo” y a su recostado “tripulante”. Todos aseveraron que la aeronave se perdió en la lejanía…








JOSE ANTONIO CARAV@CA



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viernes, 3 de abril de 2015

LA ABDUCCION DE VILLAS BOAS... ¿EL ORIGEN?...



 
 
 
 
El célebre incidente de Antonio Villas Boas ocurrió el 15 de octubre de 1957, cerca de Sao Francisco de Sales, en el Estado de Minas Gerais (Brasil), cuando el protagonista, un campesino de 23 años, se encontraba trabajando con su tractor de noche para evitar el calor del día. Entonces, de pronto cerca de su posición vio descender un extraño OVNI en forma de "pájaro" o “insecto”, mientras su vehículo se detenía misteriosamente. Antes de que pudiera reaccionar dos pequeños humanoides, con escafandras y unas “mochilas” a sus espaldas intentaron atraparle, pero Villas Boas tras golpearlos pudo escapar momentáneamente. En su frenética carrera de huida, varios seres le agarraron fuertemente consiguiendo inmovilizar al joven tras una buena “refriega”. Villas Boas describió a los belicosos ocupantes del OVNI como de estatura baja, de aproximadamente 1´60 metros de altura, ataviados con un extraño mono blanco formado con “escamas metálicas” que le dañaron en el forcejeo. Sobre la cabeza tenían unos cascos opacos con solo dos aberturas redondas a la altura de los ojos, con cables que se unían a la mochila, un cinturón ancho, guantes gruesos y zapatos de tacón alto.
Dibujo de la nave basada en las medidas facilitadas por Villas Boas. Junto a la escalera se aprecia la altura del testigo (a la derecha) y la de los humanoides (izquierda) que según el relato del campesino le llegaban a la altura del hombro.
 
 
 
Lo introdujeron en el estrafalario artefacto subiendo por una escalera metálica. En el interior del OVNI, Villas Boas comprobó que todo estaba fuertemente iluminado, existiendo una columna de metal lustroso que unía el suelo con el techo. Tras tomarle muestras de sangre de su barbilla con un extraño aparato en forma de pipa luminosa conectada a un no menos enigmático recipiente en forma de cáliz, los seres le condujeron a otra estancia donde había una "cama" de plástico negra. En ese instante el campesino Boas pudo ver unos signos rojos sobre una de las puertas de la estancia, que cuando estaba cerrada no dejaba de ver ningún tipo de señal, ni marca visible de la existencia de la misma. En esos momentos los humanoides, con gran agilidad y destreza le quitaron toda la ropa al joven mientras le restregaban por el cuerpo con una “esponja” impregnada en un líquido refrescante que le hizo vomitar. “Al igual que una ducha, había varios agujeros, a través del cual se produjo un humo gris, que se disolvió en el aire. De ahí el olor. Me sentí muy mal y tuve arcadas, fui a una esquina y vomité. Entonces podría respirar sin dificultad, sin embargo, seguía sintiéndome mal por ese olor” relató Villas Boas.
Los extraños humanoides y la "ocupante" con la que mantuvo relaciones sexuales Villas Boas...
 
 
 
 Minutos más tarde, hacia su aparición en escena, una pequeña "mujer" con larga cabellera rubia y grandes ojos azules rasgados, totalmente desnuda, según Villas Boas "su cuerpo era el más hermoso que había visto en mi vida". No hizo falta mucho tiempo ni mucho ingenio, para que el joven brasileño se diera cuenta de las "intenciones" de su anfitriona. Realizaron el acto sexual sobre la "cama" y todo se desarrolló con "normalidad", exceptuado un ligero detalle, Villas Boas afirmó que la "mujer" gruñía como un animal. Muy mal no debió desenvolverse el muchacho cuando la “dama” pidió otra entrega fogosa del brasileño. Una vez terminado el "trance", la ardiente "tripulante" se dirigió hacia la salida, no sin antes señalar con el dedo índice, al testigo, su vientre y luego el cielo, en clara alusión al lugar donde nacería el "hijo" de ambos. Tras su “aportación a la causa” el joven fue invitado a visitar los entresijos de la aeronave, donde pudo observar una habitación donde había tres seres sentados, en sillas giratorias y se comunicaban entre ellos emitiendo “gruñidos” ininteligibles. Manipulaban unos controles y le llamó la atención una mesa que tenía una especie de pequeña caja de cristal, con un contador similar a un reloj y en lugar de los números 3, 6 y 9, apreció que tenía unas marcas negras y en el lugar donde se emplaza el número 12, poseía “cuatro símbolos negros pequeños seguidos”.
Antes de abandonar el artefacto el campesino brasileño intentó robar éste pequeño artilugio, que debía pesar unos dos kilos, pero fue descubierto por los ocupantes del OVNI que no con muy buenas maneras le enseñaron la puerta de salida. Ya desde el exterior el testigo pudo ver como la nave se elevaba en medio de un fuerte viento y desaparecía en la fría noche. Había estado más de 4 horas a bordo de la aeronave. El Dr. Olavo Fuentes, ufólogo brasileño examinó a conciencia el caso de Antonio Villas Boas concluyendo que parecía estar diciendo la verdad. En su examen médico, Fuentes señaló que a raíz de su encuentro el joven tenía dificultades para dormir, que los primeros días vomitaba con frecuencia y apenas tenía ganas de comer. Durante varios días tuvo picores en los ojos y una suave irritación. Curiosamente tras el aparente ataque de insomnio de las primeras jornadas durante aproximadamente un mes fue víctima de una pesada somnolencia. Durmiéndose con extremada facilidad en cualquier hora del día. En varias partes de su cuerpo aparecieron extrañas heridas y hematomas sin razón aparente. Los principales síntomas fueron denunciados en los tres días posteriores al encuentro, aunque tuvo secuelas durante meses. Algunos expertos están convencidos que las molestias de Villas Boas fueron provocadas inequívocamente por una exposición a una radiación desconocida a saber; migrañas, vómitos, insomnio, falta de apetito, irritación en los ojos, manchas cutáneas, etc.




VIAJES A OTROS MUNDOS EN LA CIENCIA FICCION…
Curiosamente en 1905, mucho antes de producirse la experiencia vivida por Villas Boas, la revista Tico Tico publicó, en varias entregas, la historia  de ciencia ficción "Como Viagens maravilhosas hacer Mundos Dr. Alpha nos DOS planetas", de Osvaldo Silva. En dicha innovadora obra se describía a un personaje llamado Dr. Alpha, un prodigioso inventor brasileño que construyó una curiosa nave espacial llamada “Meteor”. Con su aeronave el científico era capaz de viajar por el espacio, visitando la Luna, Marte y Júpiter. El relato era acompañado por varias ilustraciones donde se podía apreciar la nave “Meteor” y el traje espacial del Dr. Alfa. Dicho traje espacial recuerda, asombrosamente, a los descritos por el abducido brasileño Villas Boas décadas después. Incluso en los dibujos que se publicaron en la revista Tico Tico se observaban varios relojes en la pared de la nave espacial del científico, y de igual forma, Villas Boas dijo a los ufólogos que en el interior del OVNI había un extraño dispositivo como un reloj.

El escritor brasileño ideó una estrafalaria maquina voladora... Villas Boas, de igual forma, describió un OVNI muy singular y nada convencional...
Los parecidos entre el traje espacial de la ficción y los trajes de los presuntos humanoides extraterrestres son extraordinarios.  

 
 
 
Además para entender el componente sexual de la experiencia de Villas Boas, el investigador Pablo Villarrubia, comentó al autor del presente reportaje, tras entrevistar a familiares y amigos del testigo, que el joven agricultor era muy fogoso y mujeriego en la época del incidente. Por lo que si seguimos las premisas de la teoría de la Distorsión, además de los recursos ideográficos contenidos en la psique del testigo (las ilustraciones de la revista Tico Tico) el agente externo pudo utilizar el “vigor sexual” de Villas Boas para “enriquecer” su experiencia de abducción alienígena…





Nota: El autor del reportaje quiere agradecer la colaboración del investigador heleno Thanassis Vembos.




JOSE ANTONIO CARAV@CA







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martes, 3 de marzo de 2015

LOS HUMANOIDES ARMADOS DE VOGHENZA


 







La teoría de la Distorsión sugiere que la mayoría del material contenido en una experiencia de encuentro cercano con OVNIs (tipología de humanoides y características de los platillos voladores) es suministrado por el inconsciente individual del testigo en comunicación y sintonía con un agente externo desconocido. Además de esto, el incidente puede tener elementos propios del inconsciente colectivo y sus arquetipos.

 La participación de un agente externo independiente, se confirma por la irrupción de ciertos aspectos en las experiencias que suelen ser comunes en centenares de incidentes. Por ejemplo, que los humanoides disparen flashes de luz a los testigos, independientemente de su aspecto, altos, bajos, humanos, monstruosos, etc. Además la existencia de huellas físicas en el terreno o sobre el testigo, indica que el operador ignoto es capaz de otorgar “materia efímera” a una vivencia, que en su funcionamiento y puesta en acción es más propia de las experiencias oníricas que de la realidad.
Emulando a un director de cine, el agente externo consigue mantener un guión “homogéneo” y hasta cierto punto coherente (con la lógica propia del mundo de los sueños) con la escena que se quiere representar, en el caso que nos ocupa, la visitación extraterrestre, “eliminando” y “censurando” todo material inconsciente que pueda entorpecer o desviar los objetivos básicos de la experiencia. El agente externo solo utiliza los elementos inconscientes más útiles del testigo para conformar su representación “teatral”: la forma del “platillo volador”, la vestimenta de los humanoides, su aspecto físico, su altura, etc. Y dependiendo de la capacidad imaginativa del testigo (Creatividad Onírica) y sus recursos inconscientes (literatura, cultura, cómics, cine, etc...) la experiencia contendrá mayor o menor cantidad de detalles. 
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Un extraño objeto aterrizó en Voghenza




En el siguiente caso que vamos a exponer ocurrido en Italia en 1951, pero divulgado en el año 1978, comprobaremos como muchas de las características observadas en los humanoides fueron plasmadas en la portada de una revista de ciencia ficción estadounidense publicada en 1957. Sin tener, aparentemente, conexión un incidente con otro, las semejanzas son notables, lo que explicaría que en la imaginación colectiva estarían contenidos todos los “ingredientes” de ciencia ficción necesarios para que brotaran este tipo de encuentros. En Voghenza (Voghiera, Ferrara) el 14 de agosto de 1951, sobre las 13:00 horas, H. B. agricultor y albañil de 57 años, realizaba un trabajo de mantenimiento en el cementerio local cuando sintió una intensa ola de calor en su espalda a la vez que escuchaba un extraño ruido. Al darse la vuelta observó una enorme mancha que caía del cielo. Se trataba de un objeto metálico resplandeciente de unos 6 metros de diámetro. El artefacto tenía forma alargada, en la parte superior tenía una cúpula con varias aletas verticales, donde había varias ventanas redondas de color azul. En su centro una especie de anillo que giraba con la cúpula. La parte inferior tenía la forma aproximada de un embudo y estaba inmóvil. A poca velocidad, el artefacto aterrizó a unos 50 metros del testigo, apoyado en 3 patas telescópicas que surgieron de la base del objeto. En ese momento se abrieron dos puertas laterales y salieron dos escaleras. Inmediatamente desembarcaron 6 humanoides de 1,20 metros de altura.


Los enigmáticos tripulantes del artefacto iban armados.(Cortesía Moreno Tambellini)


Vestían brillantes trajes blancos de una sola pieza, con unas botas que les llegaban hasta las rodillas. En la cintura portaban un cinturón con unas “lentes alargadas” de color verde. En la cabeza llevaban un casco de material transparente del que sobresalían tres antenas finas, dos a cada lado y una en el centro. Sobre la espalda tenían un depósito del que surgía un tubo que se unía al casco por debajo de la barbilla. Los brazos de los humanoides eran muy largos en relación al cuerpo. Llevaban un objeto alargado en las manos que parecía algún tipo de arma parecida a una escopeta. Cuando se aproximaron al testigo, hasta unos 5 metros de distancia, este pudo observar mas detalles del rostro de los seres. Sus rasgos faciales eran de aspecto simiescos, la cabeza alargada, tenían los pómulos salientes, los ojos redondos y azules, su piel era blanca, y el que parecía “jefe” del grupo llevaba una barba de color roja.


Es interesante resaltar los evidentes paralelismos existentes entre el supuesto extraterrestre y el dibujo efectuado para un relato de ciencia ficción... ¿Pueden existir este tipo de casualidades? ¿o realmente los encuentros cercanos, pese a su naturaleza anómala, contiene un trascendental y desconocido componente mental que no sabemos cuantificar?

El resto de la cabeza estaba cubierta por un material ajustado de color oscuro. Uno de los humanoides apuntó su “arma” contra el testigo y disparó una especie de “flash” luminoso. H.B. tenía tanto miedo que no intento huir, aunque el “disparo” no le causo ningún daño aparente. En ese momento el “jefe” le hizo un gesto amigable con la mano, el testigo le devolvió el saludo, y el humanoide asintió con la cabeza. De repente, todos los humanoides retornaron a la aeronave. Una llama de color rosa surgió del embudo inferior, el objeto se elevó verticalmente a gran velocidad, y en 2 segundos estaba fuera de la vista. Un trabajador del cementerio, observó el vuelo de una luz cegadora. Sobre el terreno quedaron marcas del aterrizaje, un círculo de hierba quemada y suelo desprovisto de vegetación de unos 7 m de diámetro.
JOSE ANTONIO CARAV@CA


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domingo, 1 de febrero de 2015

ENCUENTROS CERCANOS CON OVNIS: ¿UN PROCESO "CREATIVO/ONIRICO" INDUCIDO?





Los encuentros cercanos con OVNIs son consecuencia de un proceso “mental” creativo único, irrepetible e intransferible, surgidos de la “comunicación” e “interacción” entre la psique del observador (de forma inconsciente) y un agente externo desconocido, que es el encargado, en última instancia, de plasmar en una proyección “holográfica tridimensional” el resultado de esta “conjunción psíquica”, cuyo fruto es una supuesta “visitación extraterrestre”.
Aunque cada caso comparta elementos y rasgos comunes con otros incidentes OVNIs ocurridos en el mundo, cada encuentro es exclusivo y enriquecido con elementos propios asociados y aportados por la mente privativa de cada individuo (hobbies, cine, literatura, TV, etc.) que participa en la elaboración de esta experiencia. Por tanto, es lógico que las descripciones de los ocupantes de los platillos volantes así como las de las propias aeronaves, contengan matices tan dispares y diferentes, en tamaño, colores y formas, de un suceso a otro, imposibles de confrontar y etiquetar, y que concluyen en un alocado e interminable listado de presuntos alienígenas y naves espaciales. Ya que se trataría de un proceso altamente “creativo”, prácticamente infinito en resultados posibles, determinado por la participación de la psique de los observadores, como elementos singulares e impredecibles, donde los “objetivos” sugeridos por el agente externo, en el caso que nos ocupa “visitante extraterrestre” y “platillo volador”, pueden sufrir todo tipo de variaciones, combinaciones y alteraciones tipológicas, morfológicas o anatómicas.


Pese a que desde hace décadas se ha intentando establecer distintas clasificaciones de tipologías de humanoides. Los resultados han dado cabida a tal cantidad heterogénea y fantástica de probabilidades, que resulta imposible y absurdo concebir que recibamos visitas de tantos alienígenas diferentes.
 







Además como se trata de un proceso mental, equiparable en funcionamiento y puesta en escena al de los sueños y, en cierta medida “artístico” en su concepción, el desarrollo de los encuentros cercanos ofrece una lectura soterrada, que a ojos del profano resulta incomprensible y absurda, carente de la lógica de la realidad cotidiana. Esto es resultado de la implicación inconsciente de los testigos, que se erigen, aun sin saberlo, como los máximos responsables de las acciones acometidas por los tripulantes de los OVNIs. Aunque toda la información inconsciente se presenta de forma “distorsionada” para que el testigo no reconozca como propios los contenidos representados en el encuentro OVNI. Pese a esto, el agente externo puede “sugerir” o “inducir” patrones de conducta en los “personajes” u otros aspectos “estéticos” en la trama, pero, es la mente del testigo la que decide, con un esquema onírico, como se va a desarrollar la escena. Por ello, los comportamientos delatados de los supuestos extraterrestres resultan paradójicos y confusos, y a todas luces, en infinidad de eventos, inadecuados y absurdos para unos presuntos astronautas procedentes de otros planetas. Bajo esta premisa, los encuentros cercanos con OVNIs estarían más próximos a ser una elaborada “arquitectura psíquica” (con partes físicas y tangibles) producto de un desconocido proceso “onírico/creativo inducido” que a una exploración espacial orquestada por seres biológicos procedentes del espacio exterior. Esto nos ofrece un nuevo marco conceptual que puede explicar la monumental y complicada estructura de la casuística ufológica, qué, hasta la fecha, ha escapado, esquivado y eliminado cualquier tipo de escrutinio racional a la que haya sido sometida para esclarecer su naturaleza u origen.
El investigador Salvador Freixedo en su clásica e imprescindible obra: "Visionarios, místicos y contactos extraterrestres" (1977) abunda en el vital aspecto “psíquico” para comprender ciertas experiencias OVNIs: “en realidad se puede decir que todo el fenómeno OVNI es distorsionado en gran manera. Y esto se agrava aún más, cuando nos damos cuenta, y de ello vamos teniendo más indicios, de que el fenómeno OVNI ya viene intencionadamente distorsionado de modo que a nuestra mente le sea imposible llegar a las verdaderas causas que lo producen. Las aventuras y cosas disparatadas que con gran frecuencia cuentan los que dicen haber estado en contacto con los OVNIs (y que tanto han ayudado a que mucha gente no crea nada de todo el fenómeno) no son más que un fruto de esta distorsión a que la mente es sometida”...
 







JOSE ANTONIO CARAV@CA


Prohibido la reproducción total o parcial del material incluido en el presente blog sin previa autorización del autor . Propiedad de José Antonio Caravaca.

jueves, 1 de enero de 2015

JOSE ANTONIO CARAVACA: LA TEORIA DE LA DISTORSION "REPENSAR LO IMPOSIBLE"








Toda la tarde con fiebre, en cama, pensando en misterios, el programa de radio, una fémina en particular y de paso mirando viejas películas de OVNIs. Los ratos en los que no duermo son confusos, la temperatura elevada tiene esa cualidad de nublar los sentidos, de ponerte en una suerte de trance en el que nunca sabes bien lo que estás haciendo. Así, las películas se llenan de protagonistas parecidas a la chica en cuestión (muy a pesar de lo variable del color del cabello), el programa de radio bien puede ser un show de TV y los misterios de la mente y el alma… siguen esquivos. Entonces repaso todo y me acuerdo de mi amigo José Antonio Caravaca.
Caravaca parece haber dado en algunas claves de las que persigo, se me ocurre, tras algunas tardes como esta y no puedo dejar de pensar en muchos, cientos de casos de encuentros con el misterio. Sucede que, con el tiempo, uno se pregunta: ¿qué es lo que están viendo? En rigor, cada testigo de hechos misteriosos tiene una visión distinta de lo sucedido en otros casos. Nunca vamos a encontrar —por ejemplo— dos humanoides exactamente iguales. Incluso en la cultura OVNI americana, donde tantos “grises” aparecen ante los incautos, las diferencias se hacen notar en esto de si tienen más o menos arrugas, si sus ojos son grandes o pequeños, si aparecen en una habitación o raptan al testigo en una carretera… las versiones de la realidad son siempre distintas y esto es interpretable desde el punto de vista personal. Claro, las construcciones mentales a las que llegamos tras años de experimentar el entorno de tal o cual manera nos condicionan a la hora de interpretar la realidad. Son verdaderos filtros que nos muestran un poco más de aquello, un poco menos de esto. Así, cualquier policía con un poco de experiencia en toma de declaraciones nos dirá que no importa cuántos testigos tenga un accidente de tránsito, las versiones son siempre distintas, aunque más no sea un poco.
Pero José Antonio tiene otra idea, para mí un poco pariente de las que ya barajaban John Keel y Jaques Valée, aunque personal y actualizada. El punto es interesante y lo llama: “Teoría de la Distorsión”.
“Es una idea que llevo planteando algún tiempo y que sobre todo aplico a los encuentros cercanos con los no identificados, que a mi parecer puede representar una de las pistas más fiables que tenemos los investigadores a la hora de establecer que puede esconderse detrás de todo este tipo de manifestaciones”, me dice con la seguridad del que se tira a la piscina porque sabe que tiene agua. “Hay que tener en cuenta que, más allá de los avistamientos lejanos de luces, de objetos desconocidos que no sabemos identificar, los encuentros cercanos con el testigo nos aportan muchísima evidencia, datos de lo que realmente estamos enfrentando”.


Claro que esos datos son esquivos. Están y no están, por definición. No se pueden tomar a la ligera los testimonios de casos que, la mayoría de las veces, suenan demasiado bizarros. Y es que, por más extraños que parezcan, muchos son los testigos que están convencidos de estar narrando un hecho real y no pocas veces se ha demostrado —polígrafo incluido—, que no mienten. Entonces, ¿se trata de un desvarío? ¿De un roce con el borde? ¿De un acceso real a otra realidad o una realidad expandida?


Como dije, Caravaca se ha hecho estas preguntas muchas veces, por eso considera que: “…el profundo análisis, el intenso estudio de todo este tipo de incidentes, puede traer luz sobre un enigma que llevamos ya más de medio siglo investigando. Hemos recopilado todo tipo de información referida a la aparición de estas extrañas naves y sus —no menos enigmáticos— tripulantes. Claro que al día de hoy seguimos sin poder acercarnos a la verdadera naturaleza del fenómeno”.
Datos, otra vez los datos. Pilas de hojas primero y terabytes de archivos de texto más tarde. Miles de casos investigados, analizados, comentados, desbancados, aprobados… pero la incertidumbre parece ser lo único que se mantiene. Como dijimos, no hay dos OVNIs ciento por ciento congruentes ni humanoides iguales y esto, en rigor, es directamente proporcional al dolor de cabeza de los investigadores. ¿Cómo establecer patrones más allá de lo genérico? ¿Cómo decir qué es lo que está pasando si siempre es “algo distinto”?
“De hecho —continúa Caravaca—, las numerosas aproximaciones que se han intentado hacer por parte de diferentes investigadores y agrupaciones para intentar establecer algún tipo de clasificación sobre la morfología de los humanoides (o de las naves) han resultado infructuosas porque, como digo, existen tantas naves y humanoides como testigos han narrado sus encuentros. Claro que tenemos que reconocer que hay ciertos paralelismos a rasgos generales, pero si analizamos uno a uno cada suceso, nos daremos cuenta que —al margen de que pueda existir un fenómeno real y tangible— parece que de alguna manera está muy vinculado a la psiquis humana y que, de hecho, el testigo puede ser una de las claves para saber qué se esconde detrás”.
 







Caravaca sigue hablando y llega a un punto que me resulta muy interesante: deja las diferencias de lado y se centra en las similitudes. Reconoce, entonces, que sí existen patrones y rasgos, pero están ligados directamente al comportamiento del fenómeno: “Lo que me llama poderosamente la atención es ver como existen cosas que parecen repetirse en todos los encuentros cercanos y que, de alguna manera, contradicen la máxima de algunos investigadores que plantean que nuestro planeta está siendo visitado por varias civilizaciones extraterrestres, lo que explicaría las diferencias en las morfologías observadas en los tripulantes y sus artefactos. Contradicen porque los comportamientos, la manera de interactuar con el testigo, en todos los casos y al unísono parecen seguir un mismo patrón de conducta, una cosa que a todas luces es ilógico. Que diferentes civilizaciones se comporten de la misma manera, como si todas se hubieran puesto de acuerdo, es imposible e ilógico”.


José Antonio dice que si se analizan los datos recopilados en diferentes partes del mundo es fácil darse cuenta que existen algunos comportamientos repetitivos: “…por ejemplo observar que los tripulantes de las diferentes naves toman muestras del terreno, comportándose como científicos o astronautas realizando algún tipo de estudio del suelo, algo que es interpretable por casi todos los testigos. Es presumible para un testigo pensar que una nave espacial procedente de otro planeta exploraría los alrededores al momento de llegar a La Tierra y son muchos los casos en que se ve a los tripulantes desembarcar no solo para explorar el terreno, sino que encima, para mayor desconcierto, lo hacen con herramientas muy similares a las que nosotros mismos tenemos. Palas, instrumentos para cavar en el terreno, para recoger muestras e incluso con bolsas, que de alguna manera me lleva al planteo de si no estamos frente a una representación, una pantomima, que se crea para que el testigo vea acciones fácilmente interpretables y que faciliten la asimilación de la experiencia”. Además, José Antonio sospecha que puede que sean métodos para generar cierto estado de tranquilidad en el testigo ante un hecho “totalmente desconcertante”. Este marco de normalidad también incluye reparaciones de vehículos: “Conocerás bien Fernando, multitud de casos de testigos que ven a los tripulantes del artefacto realizando tareas de reparación como si se tratara de un vehículo como nuestros automóviles que se averían en plena carretera, obligándonos a descender, abrir el capote y realizar reparaciones. Es chocante como, independientemente de la morfología de los humanoides, sean altos, bajos, velludos, con o sin ojos… todos, parecen entregarse a este tipo de situaciones que yo he definido, en mi percepción sobre el fenómeno OVNI, en la Teoría de la Distorsión, como los "arquetipos básicos reconocibles"”.
 


EL AGENTE EXTERNO

Caravaca sigue dando ejemplos de lo que considera, son los puntos más sobresalientes de muchos casos —usualmente— relacionados a la ufología. No me cuesta pensar en una historia dibujada, en cinco minutos, con base a estos «arquetipos básicos reconocibles». En mis libros y narraciones de ciencia ficción, no pocas veces los personajes se encuentran cara a cara con lo desconocido y, la mayor parte de las veces, lo hacen en un contexto medianamente clásico: una noche con o sin luna, en una carretera solitaria, un conductor escucha un ruido o ve un “flash” de luz. Entonces divisa lo que piensa que es otro automóvil, pero que termina siendo “el misterio” personificado. Claro que en toda buena historia existe un porqué, un significado que puede leerse entre líneas. A veces se lo da el personaje, a veces el mismo misterio. Y es ahí donde la pregunta se vuelve sobre sí misma: ¿Qué misterio encierra el misterio?


“Yo no identifico al creador de este tipo de encuentros como una entidad alienígena, entendida como un ser biológico que ha manufacturado su nave en algún recóndito planeta y que acude al nuestro para explorar”, dice José Antonio antes de destacar que su teoría intenta explicar muchos de los incidentes relacionados al OVNI pero tampoco intenta ser una respuesta global a todo lo que se ha podido recopilar sobre el fenómeno a lo largo de los años de investigación.

“Creo, en concreto, que en los encuentros cercanos estamos tratando con la presencia de un agente externo y desconocido, exterior al ser humano pero que, como digo, no es en sí parte de una civilización extraterrestre. Es una entidad, de la cual todavía no he podido acotar su íntima naturaleza pero que establece algún tipo de comunicación, algún tipo de simbiosis y sincronización con la mente humana, con la mente del testigo y de ahí… creo que este es el punto esencial de la Teoría de la Distorsión, de ahí extrae el material del propio testigo con el objetivo de conformar el contexto del encuentro cercano. Entonces, el encuentro no sería más que una grandiosa o espectacular puesta en escena, una proyección tridimensional, que incluso puede tener materia. El agente externo es capaz de crear lo que denomino “materia efímera”, que tiene por finalidad crear ese artificio, esa puesta en escena”. Caravaca remarca que es la mente del testigo, la información almacenada en el subconsciente, lo que utilizaría el agente externo para generar esta suerte de realidad alternativa, aunque medianamente familiar. “Esto se desprende de lo que ha vivido, lo que ha estudiado, visto en TV… eso explicaría también como algunos encuentros cercanos que se producen en lugares muy determinados, como zonas rurales, tengan ciertas características que no se ven en otro tipo de hábitat”.


En su blog destinado a este tema, José Antonio resume: “La Teoría de la Distorsión sugiere que los encuentros cercanos con OVNIs y sus tripulantes, son el resultado de una “Creación Mental Compartida” entre un agente externo desconocido y el inconsciente del testigo. Por tanto, el significado, repercusión y propósito de estas experiencias hay que buscarlo en el plano mental”.

 

LAS IMPLICANCIAS DE LO ABSURDO


No pocas veces hemos escuchado algo acerca de un caso que nos parece absurdo, incluso ridículo. La presencia de detalles que “no cuadran” con la idea que podemos tener de una civilización hiperdesarrollada no siempre arroja una duda sobre el hecho en sí, sino más bien sobre la interpretación del testigo. Es cierto que si nos encontráramos cara a cara con humanoides —digamos— un millón de años más avanzados, muchos de sus “hechos tecnológicos” nos parecerían magia hecha y derecha, incluso podríamos atribuir cierta divinidad a las actividades de estos supuestos seres. Pero sucede que la presencia de simples escaleras, hornos, tachas, chapas y tornillos alcanzan para dejarnos pensando en qué es exactamente lo que experimentaron estas personas que dicen haber tenido un encuentro con algo que, por lo general, catalogan como “superior”.
Le pregunto a Caravaca si su teoría cubre este problema y me dice que sí, que es justamente uno de los puntos que siempre le llamaron la atención y que no encuentra problemas para contenerlo dentro de la “Distorsión”.

“Estos detalles parece que están puestos, como decía incluso Jaques Vallée en uno de sus libros: “para restar credibilidad”, y de hecho, se le ha querido dar una gran entidad a este factor absurdo que rodea estos encuentros pero que dentro de la Teoría de la Distorsión, como veremos, tiene una simple explicación”. Le pregunto entonces por algún caso que represente con claridad adonde apunta y comienza a nombrar algunos, hasta que se decide por uno que titula como el de una “ballena metálica que se tragó a un ufonauta”. En ese instante comprendo adonde se dirige y lo escucho con atención.
 
 
 

EL CASO DE WILLIAM LAXTON 

 “Uno de los mejores ejemplos es el de William Laxton. Su caso comenzó sobre las cinco y media de la mañana del 23 de marzo de 1966, en un tramo de la autopista 70, entre Oklahoma y Texas, cuando conducía en dirección a su trabajo. Era profesor en la Base Sheppard de la Fuerza Aérea de Wichita Falls, en el estado de Texas. De pronto el testigo es sorprendido por una gran luminosidad que divisa sobre el asfalto. Antes de que pueda comprender de qué se trata, se presenta una extraña maquina alargada, frente su vehículo, atravesando el camino en un ángulo de 45 grados; lo que le impide el paso. El artefacto parecía estar compuesto de aluminio y —calculó— tendría unos 22 metros de largo por 2 y medio de alto. Contaba en su costado con una ventanilla en forma de ojo de buey y se apoyaba en cuatro patas. En su parte superior se distinguía una antena de unos dos metros doblada hacia atrás. Lo más curioso de la aeronave es que tenía forma de pez, dividido en cuatro secciones iguales.


 El testigo detuvo su furgoneta a unos 90 metros de su posición y se aproximó a pie hasta unos pocos metros del objeto, la extrema luminosidad del fenómeno le permitió ver toda la escena con claridad. Laxton narró que había cuatro luces muy brillantes en ambos lados. En sus propias palabras: «brillo suficiente para que un hombre pueda leer un periódico a una milla de distancia». Aquella cosa parecía estar iluminada por dentro y tenía una burbuja de cristal en la parte delantera, de un metro de diámetro, que al testigo le pareció similar a la carlinga de un avión B-26. En su parte posterior tenía una estructura horizontal de unos 76 cm de largo como una “especie de estabilizador de cola”. En la parte inferior del objeto distinguió una compuerta de unos 120 centímetros de alto y 60 centímetros de ancho. También vio una escotilla que estaba abierta y por la que salía una luz blanquecina. Pero las sorpresas fueron en aumento ya que bajo el aparato pudo observar a un humanoide vestido como un militar. Él lo describe como un traje de dos piezas de color verde, incluso llevaba una gorra de baseball y una linterna en la mano. Y ahí volvemos a lo anterior cuando hablamos de los «arquetipos básicos reconocibles» por parte del testigo, porque inmediatamente se le viene a la cabeza que aquel humanoide, en ese contexto, ha tenido algún tipo de avería y está intentando reparar la aeronave.
Pero ahí no termina la extrañeza del incidente porque incluso Laxton llega a ver, en el hombro del humanoide, unas insignias que son muy parecidas a las de un Sargento Mayor del ejército norteamericano. Además, en los laterales de la nave el testigo ve letras y números. Una especie de “TL”, un 4, un 7, un 6, un 8… y en ese contexto, nada parece tener lógica. Entonces terminamos hablando del factor absurdo, de cómo en una pretendida nave extraterrestre encontramos letras, números e incluso la apariencia de su tripulante es congruente con la de un militar que lleva galones en los hombros. Para concluir la historia, el objeto despega haciendo un sonido como de taladro y se aleja a gran velocidad. Incluso un camionero da su testimonio más tarde confirmando el despegue de un extraño artefacto. Fíjate que el caso tuvo tal consideración que fue investigado por la Fuerza Aérea norteamericana y Laxton, que como dijimos trabajaba en una base en Texas, fue considerado como un testigo de alta calificación.
Dentro de la Teoría de la Distorsión, si la aplicáramos a este suceso, veríamos que el agente externo, cuando entra en comunicación, cuando sintoniza la mente del testigo, lo primero que obtiene es una ingente información de aspecto militar. El detalle de los galones nos da la pauta de que este agente externo ha extraído la imagen del subconsciente del testigo y la plasma en ese escenario que crea para la ocasión”.
 





 Me pregunto (y le pregunto) si en algún momento estamos rozando la posibilidad de un estado alterado o alucinatorio: “Quiero dejar en claro que en ningún momento estoy hablando de alucinaciones o de problemas mentales de los testigos. Estoy hablando de que existe un agente externo que, de alguna manera, es capaz de crear esta aparición con la información que extrae del subconsciente del testigo y la plasma utilizando sus propios engranajes. El testigo en ningún momento es consciente de estar siendo la fuente de documentación para ese escenario que está presenciando con sus propios ojos”.

 

LA MENTE, SIEMPRE LA MENTE

Lucía Cinquepalmi, una respetada psicóloga de la Universidad Nacional de La Pampa que entrevisté alguna vez me dijo que “No somos los mismos a partir de que nos damos cuenta”. La nota venía a causa de unos supuestos casos de “visitantes de dormitorio”, bastante distintos entre sí aunque congruentes con lo que hablamos con José Antonio.
Ahora fiebre baja, estoy temblando… o quizás sea que me imagino en la piel de estas personas al momento de enfrentar lo desconocido. Sea real, sea un truco de la mente, el espanto no debe ser poco. Imagino lo que habrá sido para ellos “darse cuenta” de que algo inexplicable les había pasado, aceptar que la realidad ya nunca sería la misma. Y lo digo con mucha seriedad. No importa si sucedió o no… importa si es real para el testigo, la mella que deja el evento se hace palpable en sus accesos a la ansiedad o en esa mirada distante, la del que ya no se sorprende con nada. De cualquier manera es un trance que hay que llevar en los hombros.


Pero supongamos por un momento que contamos con todas las pruebas para asegurar que estos casos son reales y que la teoría de Caravaca es ciento por ciento acertada: ¿entonces? ¿Acaso estas entidades tienen la capacidad de abrir un puerto secreto en la mente del testigo? ¿De enchufar un cable imaginario por el que trasmiten y descargan los datos que les interesan?


“Si, yo creo que esa es la clave de este tipo de experiencias. La comunicación que se establece entre la mente del testigo y el agente externo. Evidentemente, el testigo, en el momento en el cual se está produciendo la experiencia, no puede ni siquiera imaginar que muchos de los elementos que está observando están siendo aportados por su propio subconsciente. Distorsionados, de ahí la Teoría de la Distorsión, ante sus propios ojos para que formen este episodio de supuesta visita extraterrestre. El agente externo quiere que ese sea el mensaje, es la historia inducida que quiere que creamos, como hace siglos intentaba disfrazarse de apariciones fantasmales o cualquier otro tipo de sucesos paranormales”.
Esto me recuerda a los íncubos y súcubos, a kappas y duendes, y muchas otras leyendas que, en distintas partes del planeta, se mantienen vivas con el folclore y el miedo. “Existen interesantísimos paralelismos con las investigaciones realizadas a finales del siglo XIX y principios del XX por los parapsicólogos, en todo lo referente a lo mediumico y a los contactos con el “más allá”, que tienen una semejanza extraordinaria con ciertos aspectos del fenómeno OVNI. Pero como tu bien indicabas Fernando, la comunicación, cuando el agente externo es capaz de profundizar en nuestro subconsciente, logra extraer la información”, y agrega que para exponer un ejemplo, es buena idea pensar que al agente externo es un maestro en un aula donde los testigos son los alumnos. Entonces, el agente pide que se haga una narración con tres elementos dados: un bosque, un duende y un castillo. Las bases siempre van a estar pero las historias serán indefectiblemente distintas gracias a lo que sus mentes harán con estos elementos dados. Diferentes capacidades creativas, formaciones y hasta humores pueden devenir en historias muy, demasiado dispares. Caravaca dice que este principio lo aplica a los encuentros cercanos y lo llama la “creatividad onírica”, puesto que se producen creaciones parecidas a las que experimentamos cuando dormimos, ese momento en que —siempre bajo supuestos incluso para la ciencia— se libera el subconsciente.


“Y volvemos a lo absurdo. Porque podemos imaginar que conducimos nuestro vehículo y que este tiene solamente una rueda. Durante el sueño esto nos parece una cosa absolutamente normal y solo al despertar nos damos cuenta de lo absurdo, de lo incoherente de haber conducido un coche con una sola rueda. Pues este tipo de detalles los encontramos incrustados dentro de las experiencias OVNI”, e insiste en que para cualquier investigador sería muy difícil encontrar un sentido a los detalles más bizarros del caso Laxton. Pero sucede que el testigo reúne en su mente esta información relacionada a los uniformes militares y linternas: “…por lo tanto podríamos hablar de una creación onírica, con los datos que tiene el testigo pero que son distorsionados para que el testigo no reconozca sus propios pensamientos en la interacción. De hecho es importante destacar que la participación del agente externo hace que la mente no aporte demasiado material incoherente. Porque entonces tendríamos noticias de incidentes en los que el testigo hubiera visto a su madre en los controles de un objeto volador. El agente externo, como director de la creación, establece un papel de controlador y evita todo este tipo de imágenes que se podrían producir en el caso de que la mente humana fuera la única que está creando las situaciones”.
 
 


INMERSO EN LA DISTORSIÓN Y LOS FENÓMENOS PARASITARIOS

A esta altura me queda claro que la teoría de la distorsión cumple en llenar huecos que parecían imposibles. Es una teoría elegante, en la que se propone explicar con cierta simplicidad una serie de hechos complejos y desconcertantes. Quizás, como dice José Antonio Caravaca, no aplique todos y cada uno de los casos o variantes dentro del tema OVNI —y por qué no paranormal—, pero se acerca bastante a poner el Norte en una idea más o menos general: “algo está jugando con nuestras mentes”.
Claro que para finalizar este capítulo me encantaría tener una respuesta, una pista al menos de qué es ese “algo”, pero se me hace muy complejo imaginar de que se pueda tratar. Si estuviera escribiendo un libro de ciencia ficción me tiraría por el lado de la presencia de entidades interdimensionales que, de vez en cuando, son capaces de interactuar con nuestra realidad o que nosotros mismos, ante ciertos estímulos electromagnéticos somos capaces de exponernos a esas interacciones. Como sea, necesito preguntarle a Caravaca que piensa, que considera que puedan ser estos «agentes externos».
“Es la pregunta del millón, Fernando. Pero la verdad es que este quizás sea el asunto más complejo a la hora de dilucidar que puede esconderse detrás de este tipo de manifestaciones. Ya decía al principio de nuestra charla que quizás dentro de la amplia casuística ufológica podamos tener incluso la presencia de fenómenos totalmente diferenciados, y lo que estamos intentando es arrojar luz concretamente sobre este tipo de manifestaciones que hemos observado en multitud de encuentros cercanos. A mi entender, cuando hablamos de «agente externo» nos referimos a algún tipo de entidad, de energía, que quizás tenga alguna relación con el inconsciente colectivo que tan bien definió Carl Gustav Jung. Incluso diría que podría ser un fenómeno del tipo parasitario, que necesita la interacción, esa comunicación de la que hablábamos entre la mente de los testigos y este operador, que necesita la creación de estas vivencias”.

Lo escucho y pienso en cuantas veces necesitamos de alguien más para sentirnos mejor, entonces recuerdo que tengo fiebre y vuelvo a la cama. Me pregunto si algo, ahí afuera, necesita de nosotros para cumplir con un fin esquivo, o simplemente divertirse un rato. Lo medito, lo doy vuelta, pero solo queda esa sensación brumosa de la Distorsión.


 


Fernando Silva Hildebrandt
entrevista original aquí


*Teoría de la Distorsión"