martes, 1 de septiembre de 2015

“El EXTRATERRESTRE QUE VIAJABA EN UN SOFA”







Sin duda a todos nos gustaría que la casuística OVNI estuviera repleta de incidentes tan convincentes y determinantes como el ocurrido en Socorro (Nuevo México), donde todos sus elementos encajan perfectamente dentro del rompecabezas de la hipótesis extraterrestre… Sin embargo esto es una quimera inalcanzable... Los archivos de los investigadores están repletos de casos y eventos que desafían la lógica cartesiana y parecen más bien seguir el dictado de una “mente” delirante, fantasiosa y hasta cierto punto, con un envidiable o endiablado, según se mire, sentido del humor. El estudio y análisis en profundidad de la vasta literatura ufológica, alejado de acalorados apasionamientos e ideas preconcebidas, nos puede ofrecer una amplia perspectiva del universo ambiguo y etéreo en el que se mueven nuestros queridos “platillos volantes”. Sólo, y, exclusivamente, durante una extraña e impenetrable conjunción de circunstancias  indeterminadas esta “porción” de realidad nos es asequible a nuestros sentidos, pero bajo una simbolización o codificación, difícil de asimilar por nuestra psique. Producto de una “comunicación” más propia de experiencias oníricas y místicas que de un encuentro con una civilización alienígena en visita de cortesía o científica…
Uno de estos sucesos bizarros ocurrió un día de Febrero de 1974 en Eucasssines, Bélgica, cuando la encargada de una gasolinera, Domenica Delaufe, salió un momento al exterior y se quedó estupefacta ante una insólita visión. A unos 20 metros de distancia, en un campo cercano, observó un extraño objeto volador, parecido a un huevo transparente,  cruzado por luces multicolores,  con cuatro potentes luces más grandes en cada extremo. Se desplazaba en total silencio, y aparentemente no tenía medio de propulsiones visibles. El artefacto estaba a un metro del suelo aproximadamente. Pero lo más curioso del incidente, es que en su interior había un humanoide de unos 3 metros de altura, aparentemente reclinado sobre un "sofá" marrón.  No había ningún otro instrumental u objeto dentro del artefacto. El ocupante del objeto estaba estático mirando hacia el frente. Tenía características humanas, con el pelo corto y oscuro. En ese instante otros tres testigos,  Laurent Lejeune y dos muchachos, Bernard y Jean Claude, salieron de la gasolinera y pudieron ver las evoluciones del “huevo” y a su recostado “tripulante”. Todos aseveraron que la aeronave se perdió en la lejanía…








JOSE ANTONIO CARAV@CA



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