lunes, 2 de noviembre de 2015

SOBRE COSAS QUE SE VEN EN LOS CIELOS










Pese a lo que pueda pensar el lector profano a las temáticas ufológicas, la mayor parte de la casuística OVNI está plagada de aeronaves que nada tienen que ver con los platillos volantes. Casi cualquier forma de aparato volador, por muy absurdo que parezca, y por muy alejado que esté de una línea aerodinámica, ha sido observado surcando nuestros cielos, demostrando que el fenómeno de los No Identificados es mucho más complejo de lo que algunos quisieran. Y al igual que ocurre con la tipología de los humanoides, casi infinita e imposible de clasificar, los modelos de “platillo volador” son tan numerosos y diferentes, que es muy improbable que nuestros hipotéticos visitantes extraterrestres puedan tener tal variedad de aeronaves en sus hangares. Esto es sin duda delatador de un paradigma relacionado con nuestra psique que, aunque externo a nuestra mente, es capaz de catalizar y transformar nuestros pensamientos en una distorsionada “puesta en escena” de visitación alienígena. Por tanto es “lógico” que nuestra literatura OVNI sea tan amplia y divergente como amplios y heterogéneos son los testigos que  presencian este fenómeno, mutable a raíz de nuestra riqueza intelectual. Así que más allá de la simpleza de la hipótesis extraterrestre, en los encuentros con OVNIs subyace un desconcertante fenómeno psíquico, de comunicación y trasvase de información, entre el inconsciente privativo de los observadores y la “mente creadora” de un agente externo no identificado, que es capaz de plasmar en una proyección “holográfica” una realidad aparente, pero tan efímera y ficticia, como las apariciones de difuntos, de la Virgen María o del abominable Hombre de las Nieves. Y, sólo en contadas ocasiones, por motivos o conjunciones que ni siquiera podemos aventurar, este tipo de vivencias adquiere una momentánea corporeidad para dar la apariencia de lo que no es y nunca será… una “realidad” como nosotros la entendemos…

Veamos algunos ejemplos:


RECTANGULO VOLADOR
El diseñador Adolfo Arranz recuerda una experiencia que le marcó en su juventud: “He hecho este dibujo para intentar plasmar lo que vimos mi sobrino Sergio y yo hace la tira de años, tendríamos entre seis y siete años, o quizás menos, y estábamos jugando detrás de la casa de Sergio. De repente, nos encontramos en el cielo esa especie de cubo rectangular, todo negro, ni tenía luces ni nada parecido, parecía una caja". 







"Estuvimos un rato viéndolo, luego entramos como locos en casa a decir lo que había ahí fuera y nadie nos hizo ningún caso. Cuando salimos no estaba. Mi recuerdo es bastante parecido al dibujo, el cielo estaba crepuscular, y la cosa no sabría decir de qué tamaño podría ser, pero grande sí que era. Juro que vi esto, de veras.”


LA CALDERA VOLADORA
Mientras circulaban con su vehículo por Mildura (Australia) en el año 1970, dos hermanos tuvieron un encuentro cercano con una peculiar maquina voladora. Un objeto enorme se elevó por detrás de unos árboles, pasando a menos de 50 metros de distancia de su coche. 






El color del artefacto era gris con luces parpadeantes de color naranja y blanco. L.V. comentó a los investigadores que no podía ver por debajo del objeto, pero no pudo apreciar el interior a través de las rejillas de su parte inferior. Parecía haber una luz central era tan brillante que podría haber visto hasta pequeños insectos que se arrastran por el suelo. En la rejilla vio también que había luces que giraban con la base, mientras parpadeaban, de color naranja y negro. Se alejaron del lugar asustados.




UN ENIGMA AEREO
El 28 de octubre 1976, sobre las 19:00 horas, en Evansville, Indiana (Estados Unidos), 6 testigos observaron un extraño objeto a unos 60 o 70 metros de distancia. Uno de los testigos, Lee Golden dijo a los investigadores que: "No fue una alucinación. Esta cosa procedía desde la parte superior derecha de la casa, yo diría que estaba a 30 o 40 metros por encima del tejado. Era rectangular en la parte superior y tenía una gran luz en la parte inferior. No pude ver cómo era la parte inferior, pero era totalmente a prueba de ruido (no había sonido en absoluto). Tal como vino parecía tener el tamaño de un automóvil y fue ganando altura mientras se movía hacia el norte. Cuando llegó a una altitud más alta, desde la parte inferior del objeto despidió algo hacia afuera. Más tarde, otra cosa surgió desde el lado. El objeto llegó desde el sur, en un principio se dirigía hacia el norte a baja altura (cien hasta ciento cincuenta pies), luego se volvió y comenzó a moverse hacia el noreste, ganando altura y finalmente hasta tener el tamaño de una estrella. La duración de todo el avistamiento fue de 15 minutos”. 








La descripción del artefacto es bastante inusual. El objeto en su parte superior era rectangular, con una abertura o ventana central formada por una malla. Mediante tres cortos tubos estaba unido a su parte inferior que estaba formada por un cilindro. En el centro de esta pieza surgía una especie de “escape”. El objeto tenía varias luces de color amarillo que luego cambiaron a una tonalidad blanca. Al principio de la observación el artefacto se desplazaba lentamente para después desaparecer en la lejanía a mayor rapidez.








JOSE ANTONIO CARAV@CA



Prohibido la reproducción total o parcial del material incluido en el presente blog sin previa autorización del autor . Propiedad de José Antonio Caravaca.