domingo, 6 de marzo de 2016

ENCUENTROS CERCANOS CON OVNIS: ¿ARQUITECTURA PSIQUICA?









Los encuentros cercanos con OVNIS son el resultado de un complejo "proceso psicológico" provocado por un “agente externo” no identificado en comunicación/interacción con la psique de los testigos. El fruto de esta conjunción es la “creación” de una experiencia "ficticia", mediante una “proyección tridimensional”, para hacer creer a los desprevenidos observadores que están presenciando el aterrizaje de una nave extraterrestre y en ocasiones, a sus tripulantes. De hecho, los encuentros cercanos con OVNIs estarían más próximos a ser una elaborada “arquitectura psíquica” (con partes físicas y tangibles) que a una exploración espacial orquestada por seres biológicos procedentes del espacio exterior. Muchos engranajes internos puestos en funcionamiento para la “elaboración” de estas experiencias son similares a los procesos "oníricos", por ello la mayoría de estos episodios contienen una pátina de irrealidad más propio de los sueños que de un desembarco alienígena. Por tanto, al tratarse de unas experiencias “artificiosas”, los encuentros cercanos con OVNIs carecen por completo de cualquier tipo de significación “científica” como se ha intentado establecer hasta la fecha, entendida esta como que son provocadas por aeronaves espaciales “extraterrestres”. De la misma forma carece de sentido  intentar elaborar cualquier tipo de estudio o análisis de la morfología o comportamiento de los tripulantes de los OVNIs. Puesto que nada de lo observado durante estas experiencias tiene una permanencia física en nuestro universo después de concluir el “encuentro”. Ya que este tipo de experiencias son consecuencia de un proceso “mental” creativo/artístico único, irrepetible e intransferible, surgido de la “comunicación exclusiva” entre la psique del observador (de forma inconsciente) y un agente externo desconocido, que es el encargado, en última instancia, de plasmar en una proyección “holográfica tridimensional” el resultado de esta “conjunción psíquica”, cuyo fruto es un  supuesto aterrizaje OVNI.  La mayoría de los elementos puestos en escena; forma de la nave, apariencia, vestimenta o comportamiento de los humanoides, no son más que el resultado obtenido por el “agente externo” de distorsionar información encerrada en el inconsciente del testigo (cine, literatura, hobbies, etc.). La interacción con esta proyección puede ser completa, ya que el “agente externo” puede otorgar a todos o, a algunos de los elementos de la escena, materialidad, como si el conjunto “escenográfico” tuviese una realidad física y tangible. Esto puede provocar que en la zona del avistamiento se encuentren huellas, quemaduras, destrozos, etc. Sin embargo esto es solo un “efecto colateral” de conferir materia a la “proyección”, con unos resultados, todo hay que decirlo, que también son previsibles desde la óptica del testigo. Ya que todas las huellas y restos hallados tras un aterrizaje OVNI son predecibles y aceptados por el imaginario humano como producto de una nave espacial. De hecho, nunca se ha encontrado ningún tipo de rastro inusual o realmente ajeno a los “viajes espaciales” humanos tras un encuentro cercano con OVNIs.

Este planteamiento nos ofrece un nuevo marco conceptual que puede explicar la monumental y complicada estructura de la casuística ufológica, qué, hasta la fecha, ha escapado, esquivado y eliminado cualquier tipo de escrutinio racional a la que haya sido sometida para esclarecer su naturaleza u origen.








JOSE ANTONIO CARAV@CA





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