sábado, 8 de octubre de 2016

EL INCREIBLE ENCUENTRO DE ROWLEY REGIS: “HADAS”, OVNIS, Y EMPANADAS










Indudablemente muchos investigadores desearían una casuística OVNI uniforme y repleta de sucesos como el protagonizado por el agente de policía Lonnie Zamora en 1964, donde se pudieron recoger muestras sobre el terreno y el sosegado comportamiento de los humanoides estaba perfectamente enmarcado en lo que se prevé de un ocasional visitante espacial. Sin embargo, la realidad que atiborra los archivos de los ufólogos es una autentica bofetada al sentido común. Un ingente material inclasificable, donde abunda la diversidad, casi infinita, de casi todos los aspectos que suelen presentar un incidente OVNI (forma de la nave, aspecto y características de los humanoides, etc). Por no citar que los comportamientos de los presuntos extraterrestres que oscilan normalmente entre el ridículo, el absurdo y la incredulidad para quienes los observan. Tan pronto se les ve cocinar tortitas en el interior de su nave (Joe Simonton. 1961), como comunican unas funestas profecías (Gary Wilcox. 1964), o se las ingenian para robar las medias a una asustadiza mujer (Rossa Lotti. 1954). Y la pregunta que surge es simple ¿podemos encajar todas estas piezas en la hipótesis extraterrestre?.  Evidentemente, es imposible. Pese a esto, la mayoría de los ufólogos han pasado por alto, cuando no soslayado de forma canallesca estos sustanciales aspectos del fenómeno OVNI para no comprometer sus inamovibles ideas sobre visitantes alienígenas. Pero ocultar estos eventos para no menoscabar sus propias tesis no es una buena metodología para llegar al fondo de la cuestión ¿Qué esconde las manifestaciones de los OVNIs?. Como dijo el sobresaliente investigador francés Pierre Guerin “En la ovnilogía se viola cualquiera ley inmediatamente con los avistamientos posteriores”, ya que cualquier tipo de clasificación, tesis o estadística queda desautorizada con el acopio de información y la comparación con otros episodios OVNIs…



EL INCIERTO ORIGEN DE LOS OVNIS…
Aun más irritante que la inclusión de detalles y aspectos desconcertantes en las experiencias de encuentros cercanos con OVNIs, es el hecho de que muchos de estos casos tienden puentes con otros paradigmas que han perturbado al ser humano a lo largo de los años. La vinculación de los OVNIs, por ejemplo, con fenómenos criptozoológicos o marianos, elevan aun más las incertidumbres sobre la verdadera naturaleza e intenciones de los No Identificados. Pero más allá de estas analogías, lo que evidencian estos “puentes” es que los enigmas que hemos estado estudiando por separado, seguramente tenga un origen común. Y este no es otro que la propia mente humana, que influenciada y manipulada por un “agente externo desconocido” ha plasmado, en unas complejas proyecciones tridimensionales, unas experiencias basadas en conceptos perfectamente reconocibles por nuestra especie, las visitas extraterrestres, los seres elementales, las apariciones marianas, los fantasmas, o, los animales desconocidos. Este “operador ignoto” que es capaz de “bucear” en nuestro inconsciente, se nutre de las creencias, la literatura, el cine, la cultura popular, los comics, etc. para obtener el “material psíquico” con el que elaborar sus representaciones cuyo primer objetivo es engañar al observador. Y es por ello que cada caso OVNI contiene características únicas y exclusivas, en el aspecto o comportamiento de los humanoides, por ejemplo, que no volveremos a encontrar en otro episodio OVNI. Ya que este material es proporcionado por el testigo antes de comenzar la vivencia. Pero, hay que anotar, que todo este “circo” para los sentidos se realiza de forma distorsionada para que el observador nunca pueda identificar ninguno de los elementos expuestos en la experiencia como propios. 

La Sra. Hingley protagonista de una alucinante experiencia.




La siguiente experiencia es un clarísimo ejemplo de los conceptos que estamos exponiendo, pues en un mismo evento, encontramos comportamientos absurdos, extraterrestres con aspecto de hadas, y detalles irrepetibles:
El 4 de enero de 1979, en Rowley Regis, cerca de Birmingham en West Midlands (Gran Bretaña), la Sra. Jean Hingley se despedía de su marido, que marchaba al trabajo, sobre las 6:00 horas de la mañana, sin prever la extraordinaria experiencia que le aguardaba. Desde la ventana de la cocina observó una extraña esfera de color naranja brillante que se materializó por encima de su garaje. En esos instantes la Sra. Hingley, que se hallaba en la cocina perdió el conocimiento levemente, y tras recuperarlo, se percató que tres pequeñas criaturas, como hadas, entraban en su casa flotando en el aire, emitiendo un zumbido parecido a un "Zee Zee Zee". Se trataba de unos seres alados, envueltos en un halo luminoso, ataviados con una túnica plateada, con 6 botones, de 1´10 metros de altura, provistos de cascos trasparentes, parecidos a una pecera, con una luz en su parte superior. Según la testigo las alas eran traslucidas, como de papel, cubiertas de infinidad de puntos brillantes (como el código Braille) y muy parecidas a las de una mariposa. Sus caras eran de una tonalidad blanca, con grandes ojos extremadamente oscuros y pequeñas bocas en forma de ranura, sin nariz u otros rasgos reconocibles. La Sra. Hingley dijo que sus rostros parecían los de un difunto, inexpresivos en todo momento. No tenían ni manos ni pies, y sus piernas estaban rígidas.

Los enigmáticos humanoides que visitaron a la Sra. Hingley tenían características mas propias de los seres elementales que de visitantes del espacio exterior... 








Las tres criaturas estaban volando agitadamente alrededor del árbol de navidad del salón que parecía fascinarles. Según la testigo, sus alas no se batían como las de las aves, más bien parecían de “adorno”, aunque en algunas ocasiones se plegaban como un acordeón. En esos momentos la Sra. Hingley escuchó varias voces masculinas graves que, de forma coral, dijeron: "¿Bien bien?". Tras pedirle que se detuvieran, las entidades se comportaron como niños agitados saltando varias veces sobre el sofá antes de sentarse. Entonces la asombrada mujer les preguntó de ¿dónde procedían?. La respuesta no se hizo esperar. De nuevo respondieron al unísono, y con una voz que parecía proceder del exterior de sus cuerpos dijeron que "del cielo". Creyendo que se trataba de Ángeles (pues la testigo era una devota cristiana) le señaló una imagen de Cristo que había en la pared y les preguntó si Dios les había enviado: "Sabemos todo sobre Jesús”, “Hemos venido hasta aquí para hablar con la gente, pero ¡la gente no parece estar interesada!". Los pequeños seres retomaron el vuelo y comenzaron a volar por la habitación mientras cogían objetos y los examinaban de cerca con detenimiento y curiosidad. La Sra. Hingley dijo que: "Creo que tenían imanes en sus manos, ya que mantenían las cosas en el aire cuando las tocaban". Sin embargo cuando la Sra. Hingley les preguntó sobre su origen, las criaturas emitieron un láser desde el casco que le impacto dolorosamente en la frente (la cicatriz fue visible durante varios meses) causándole una breve parálisis y ceguera (al parecer, durante la conversación, algunas preguntas que no gustaban a las criaturas eran respondidas de esta forma). En la charla incluso hablaron de un conocido cantante de británico Tommy Steele.

El misterioso artefacto del que surgieron las tres pequeña criaturas aladas.




Desprovista de temor, la testigo les preguntó a sus insólitos invitados querían algo. De nuevo respondieron a la vez: “agua, agua, agua”. La anfitriona les sirvió el agua junto a un pastel de carne pero no bebieron ni comieron. El encuentro terminó de forma inesperadamente, después de una hora, cuando tras encender un cigarrillo, las criaturas aladas parecieron asustarse y decidieron marcharse. En esos momentos, la Sra. Hingley escuchó un fuerte silbido electrónico procedente de la parte trasera de su jardín. Entonces observó, un objeto de forma ovalado, de brillante color naranja, de 2´50 metros de largo aproximadamente, con dos ojos de buey luminiscentes y una estrafalaria antena. Las criaturas se dirigieron hacia el artefacto y desaparecieron en un instante. Tras reponerse de una extraña sensación de cansancio extremo, la Sra. Hingley llamó por teléfono a la policía local para contar su increíble historia. Según dijo a los agentes estaba sin fuerzas y tenía algunas molestias en ojos y oídos. Un médico que la examinó le aconsejó que estuviera dos semanas de reposo para recuperarse. Pese a estos contratiempos, la testigo no estaba asustada, todo lo contrario, decía que su encuentro había sido "cálido y feliz, como si hubiera sido bendecida". Posteriormente la experiencia tuvo varios detalles extraños. Dos días después de la experiencia, el árbol de Navidad desapareció inexplicablemente. Más tarde, volvió a aparecer en el césped exterior, despedazado y con menos adornos. Curiosamente los adornos navideños fueron devueltos gradualmente durante los siguientes días.
Otro detalle interesante de la experiencia es que durante la estancia de las criaturas aladas en la casa, tanto la radio como la televisión dejaron de funcionar, y el reloj se detuvo. Además posteriormente algunos cassettes, que fueron tocados por los seres, se borraron inexplicablemente. En el jardín también fue visible una huella, casi simétricamente perfecta, de unos 2´50 metros de diámetro. Pero quizás el aspecto más hilarante de toda esta trama, es que según apuntó la Sra. Hingley, los tres humanoides se llevaron las empanadillas...










JOSE ANTONIO CARAV@CA

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